La sección mexicana de la organización ecologista internacional Greenpeace denunció ayer en una conferencia de prensa en la Comisón de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) que el pasado viernes 25 de noviembre recibió en sus oficinas de la Colonia del Valle un artefacto explosivo de fabricación casera, con la intermediación del Servicio Postal Mexicano (Sepomex), una agencia estatal, por cierto de la que Greenpeace como muchas otras personas, organizaciones, colectivos o empresas recibimos correo normalmente.
Según informó la misma Greenpeace, el paquete «venía dirigido a un coordinador de campaña de la organización. El remitente que aparecía en el sobre era Juan José Suárez Coppel, director general de Pemex. Al notar que el paquete contenía polvo negro, cables y algún tipo de dispositivo, el envío fue dejado en el patio de la oficina de la organización y se procedió a llamar a las autoridades».
Ya en este mismo espacio anteriormente habíamos hablado de otros casos en que una cada vez más preocupante diversidad de activistas emergentes ha sufrido ataques tanto desde la delincuencia organizada, como desde el Estado. En el último año se han incrementado notablemente las agresiones, como la sufrida ayer con el asesinato de Nepomuceno Moreno Núñez, integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), perpetrado el pasado 28 de noviembre de 2011 en Hermosillo, Sonora. Lo que resulta llamativo de este hostigamiento a Greenpeace, es que se enmarca en una serie de paquetes entregados al Arzobispado de México y a la «PGR» dirigida por «Miguel Ángel Mancera». Este último gazapo (Mancera no es Procurador Federal, sino del DF) llegó al extremo de entregar el paquete a Mancera en una dependencia equivocada. ¿Es que acaso la capacidad de análisis de los grupos más radicalizados está en declive? ¿Es un toque de ironía?
Revisando los medios alternativos que dan cobertura a acciones directas en contra de quienes se identifican como favorables al sistema, uno encuentra que entre ellos mismos las acusaciones no bajan de tono. Por ejemplo la Página Saboteamos.info, publica un extensísimo reportaje que incluye un video en el que se denuncia a otro grupo (Individualidades Tendiendo a lo Salvaje, quienes han reivindicado atentados en contra de investigadores de la nanotecnología) de ser un montaje mediatizado. Mientras tanto el Frente de Liberacion Animal y de la Tierra Pública a su vez un extenso comunicado en el que desmiente lo anterior.
Volviendo a la información reciente, las Células Autónomas De Revolución Inmediata- Praxedis G. Guerrero han reivindicado el paquete contra el Arzobispado, pero han rechazado ser los responsables del paquete contra Greenpeace. Sin embargo, en la conferencia de prensa de hoy, Greenpeace reveló que desde septiembre pasado «dio a conocer a miembros de la CDHDF y de la PGJDF algunas menciones de la organización en portales de grupos que reivindican atentados». De la misma manera, informó que «en octubre varios de los integrantes de la organización recibieron un mensaje directo con amenazas de desaparición y muerte en caso de que fueran al estado de Guerrero».
La directora de Greenpeace, Patricia Arendar, estuvo acompañada en la conferencia por representantes de organismos públicos y sobre todo civiles (la CDHDF, El Poder del Consumidor, el IMDHD, el Centro Vitoria, el Centro Prodh, la ANEC, la ANAD, el Cemefi). El ombudsman Luis González Plascencia puso el acento en la omisión estatal “es obligación de las autoridades garantizar el ejercicio del derecho humano a defender derechos humanos. Las agresiones contra defensores que quedan en la impunidad inhiben a la población del ejercicio de este derecho”.
Es evidente que los métodos y análisis de distintos actores que reivindican la dignidad humana pueden confrontarse. Sin embargo, la posibilidad de tener una sociedad más libre y participativa se da a partir del respeto a las diferencias y de la crítica propositiva. En ocasiones, es cierto, se requiere firmeza, como nos han demostrado las revoluciones árabes recientes. Lo cierto es que existe el claro riesgo de quedarnos en deliberaciones mientras la injusticia avanza. En ese caso, en lugar de luchar por la libertad (todos, incluyendo al de la voz) podríamos contribuir en la construcción de la gran cortina de humo que termine con nosotros. Por fortuna, el libre albedrio está de nuestro lado…