*Las mujeres indígenas denunciaron falta de acceso a un abogado y/o traductor
Por Olivia Vázquez Herrera
México, D.F.- La población penitenciaria femenina en nuestro país (en septiembre de 2013) era de 12 mil 331 mujeres —casi 5 por ciento del total de personas en reclusión—, sin embargo, “no existe ninguna norma que haga referencia a la perspectiva de género que el Estado debería utilizar en la administración y gestión de los reclusorios donde hay población del sexo femenino”, señaló Asistencia Legal por los Derechos Humanos (Asilegal).
A través del informe Violencia institucional ejercida en contra de las mujeres en situación de reclusión en México, la organización precisó que, durante su proceso penal, la población femenina que se encuentra en los Centros de Readaptación Social (Ceresos) ha sido víctima de discriminación, agresiones, tortura y amenazas de tipo sexual por parte de un sistema de justicia liderado por hombres, lo que “se traduce en una doble vulnerabilidad, por su estatus legal y por su condición de género”.
Dicho documento presenta resultados de una encuesta realizada por Asilegal, en donde menciona que, pese a que los reclusorios deberían ser la última etapa del sistema de justicia, en nuestro país casi 50 por ciento de las 373 mujeres en prisión encuestadas no han sido condenadas, sino que han sido privadas de su libertad por sospecha de delito y no por culpa reconocida.
Asimismo, señala que las mujeres en ocasiones son recluidas por crímenes que han cometido sus parejas o por muchas personas, aunque no tuvieran conocimiento de los actos. De igual forma, Asilegal agregó que la prisión preventiva es excesiva en un 34 por ciento de los casos, pues se ha prolongado por más de un año sin que se dicten las sentencias correspondientes. Además, las encuestadas denunciaron la falta o el acceso tardío a un abogado y/o traductor, en el caso de las mujeres indígenas.
El informe también da muestra de las pésimas condiciones en que se encuentran las prisiones: Sólo hay diez centros exclusivamente femeninos en nuestro país con capacidad para albergar a alrededor de 3 mil mujeres, por lo que las demás se encuentran en Ceresos mixtos. En cualquiera de los dos casos, no existe espacio ni equipamiento preciso para responder a las necesidades específicas de las mujeres.
Asilegal dio cuenta también de que las condiciones alimenticias son deficientes pues en ocasiones no es gratuito o bien las cantidades suministradas no son suficientes, no son de buena calidad ni cumplen con las reglas de higiene. Aunado a ello, en la mayoría de los Ceresos no suministran agua potable a las internas, ya sea porque el agua no está purificada o bien, porque en los centros mixtos, el acceso al vital líquido se localiza en el área de los varones.
El informe arrojó también que debido a la sobrepoblación, las condiciones de hacinamiento y de alimentación, las mujeres en reclusión están propensas a contraer enfermedades respiratorias, digestivas, cardiovasculares, estrés y otras como deshidratación o trastornos hormonales. Además, los Ceresos no cuentan con medicamentos básicos, instrumentos y personal médico para atenderlas. Tampoco cuentan con capacitación e información sobre salud sexual.
Asimismo, “los reclusorios que albergan a mujeres generalmente no tienen la infraestructura, los insumos y el material adecuado para garantizar el acceso a la educación a todas las internas (…) existen solo programas educativos para primaria y secundaria. Las mujeres que quieren acceder a la preparatoria o a una licenciatura o a estudios de posgrado, no pueden”, precisó el informe.
Además, la formación profesional consiste en actividades “típicas” según el rol de género de la mujer (por ejemplo costura, estética y pequeños trabajos artesanales), las cuales lejos de generarles ingresos, únicamente las encasilla en estereotipos.
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