Ciudad Juárez, Chihuahua, es una ciudad violenta en donde el auge económico de hace algunos años ha venido acompañado de muerte y destrucción. A continuación reproducimos el siguiente texto de El Barrio Nómada, extraído de Kaos en la Red. Sólo un breve panorama de lo que sucede no sólo en Juárez, sino en muchos otros municipios del país.
07 de noviembre 2011/Sididh.- Más de una hora el trayecto en camión urbano al downtown, son largas las distancias, sube y baja gente, cada una te analiza detenidamente, reflexivamente, te mira a los ojos, intenta decifrar tu vida. ¿Eres sicario, dealer, extorsionador,andas movido? ¿Cuál es el rostro del criminal? ¿Cuál es la apariencia del asesino? ¿Traes un arma entre tu ropa, en la mochila? ¿A dónde te diriges? ¿Ocultas algo? ¿En qué trabajas, de qué vives? Cada ciudadano de Juárez convertido en un Sherlock Holmes improvisado, combinando sus conocimientos de psicología, sociología, historia, sentido común y experiencia para intentar adivinar frente a quién está. En la radio José no deja de sorprender nunca sabes lo que va tocar. Las calles descuidadas, solitarias, hoyos. Hablan las bardas lo que acallan las balas: Para una lluvia de balas, un arcoiris de palabras. Regale abrazos no balazos. Juaritos yo te quiero a pesar del matadero. Yo no protejo al Chapo, el Chapo me protege a mi, firmado Calderón. Juaritos a defendernos. Me veo rayando. Se excita mi dedo.
Juárez es una ciudad fundada en la violencia. Cada auge económico ha venido acompañado de sangre, muerte y destrucción. Ha pagado con creces el privilegio de estar en un lugar clave para los negocios. El punto medio entre el Oceano Pacífico y el Atlántico, el límite entre México y los Estados Unidos, el segundo patio del imperio en decadencia. El primer y tercer mundo cara a cara, lo legal e ilegal conviviendo cotidianamente. La frontera entre la apariencia de un mundo humano y la transparencia de su verdadera naturaleza.
Surfeo la ciudad en trance. Recuerdos y pensamientos bailan hombro a hombro en mi cabeza. Ante mis ojos las ruinas de la abundancia, veo lo que fue y lo que podría ser. Me veo caminando por las calles antes de la destrucción, haciendo fotos de la fiesta eterna y sus excesos. Desolación. 113 mil casas abandonadas. ¿Qué hay detrás de lo que alcanzo a ver? Recopilo objetos que me den pistas para entender el drama humano que vivimos. Las piezas de una historia que no se escribirá. La historia de algo que no está ocurriendo. Entro a las casas deshabitadas e intento reconstruír lo que ahí pasó. Platico con los fantasmas. Escucho risas y conversaciones, veo niños correr, residuos de logros y fracasos, de alegrías y festejos. Me invade la tristeza. Huelo la muerte, transpiro miedo terror. La muerte me acompaña, me deja husmear, camina a mi derecha, me toca el hombro, intenta seducirme susurrándome al oido: esto es lo que hay, esto es lo que será, no hay mañana, el futuro es hoy, Juárez es el futuro. Rescato los artículos personales olvidados, convertidos en basura. La basura transformada efímeramente en mensajera del pasado. Testiga de la ausencia. La arqueología del presente ocupa mís días y mi mente. Camino la ciudad hurgando, preguntando….