El 1 de septiembre fueron identificados los cuerpos de Ana María Marcela Yarce Viveros, miembro del equipo de la revista Contralínea y de Rocío González, periodista independiente. Estos hechos, se suman al homicidio del periodista Humberto Millán en Culiacán, Sinaloa.
Javier Hernández Valencia, Representante en México de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), expresó que estos asesinatos “agravian profundamente al gremio periodístico mexicano, cuyo reclamo de eficacia a las varias instancias oficiales destinadas a brindarles protección y seguridad, tienen vigencia y legitimidad indiscutibles”.
Según un comunicado difundido por la OACNUDH, en lo que va del año 2011 se han contabilizado ocho muertes violentas de comunicadores sociales. Desde el año 2000 a la fecha hay un total de 74 homicidios. Por lo tanto, la OACNUDH insta a las autoridades competentes a agotar las líneas de investigación de los asesinatos de Ana María y Rocío, desde una adecuada perspectiva de género, para capturar, procesar, juzgar y sancionar a los responsables. Asimismo, hace un llamado a la sociedad para que se una activamente al rechazo de todo acto de agresión en contra de las y los comunicadores sociales, cuya victimización constituye un atentado muy grave contra la libertad de expresión.