En mayo pasado el Centro Prodh expuso que el Estado mexicano comunicó que no creará ese observatorio dado que, “a su parecer, los órganos internos de control interno con los que se cuenta cumplen ya con ese propósito. Lo anterior, sin embargo, es inexacto, pues el observatorio ordenado por la Corte IDH precisamente busca que se implemente un monitoreo externo de la participación ciudadana”.
Yo agrego dos argumentos. Primero, el control interno debe fortalecerse justamente a partir de la creación de este nuevo tipo de control externo, es decir, son esfuerzos complementarios; segundo, el control externo está diseñado principalmente para construir una evaluación que propicia el aprendizaje y la mejora estructural, mientras el interno, cuando realmente funciona, tiene un enfoque disciplinario.
Tuvo López Obrador la oportunidad de sentar el precedente federal para subir a México en la tendencia internacional de la supervisión policial externa. Mejor prefirió firmar un pase libre de control externo con participación ciudadana sobre las Fuerzas Armadas.