Ciudad de México, 10 de julio de 2020. Después de tres meses que comenzó la cancelación de visitas y diferentes medidas para hacer frente a la crisis de salud por la que sigue atravesando el país, la organización de derechos humanos AsíLegal constató que el brote del virus ha golpeado a centros penitenciarios en 26 de los 32 estados, cobrando 112 vidas de personas privadas de libertad, 130 custodias y causando 939 contagios entre la población y 161 entre trabajadoras y trabajadores regulares de los centros.
«Estas lamentables cifras, a todas luces, pudieron haber sido evitadas de implementarse una planificación coherente y apegada a los derechos humanos de excarcelación de personas. La inacción, el cierre de juzgados y tanto la inhabilidad como la misma indiferencia a hacer un impacto han resultado en una catástrofe penitenciaria en la que las ‘soluciones’ menospreciaron derechos fundamentales y, a fin de cuentas, no han servido», consideró la ONG.
La organización explicó que las entidades con mayor número de contagios como lo son Jalisco, Puebla, Ciudad de México, Chihuahua y Estado de México, no necesariamente son las que presentan la mayor tasa de letalidad, como sí lo hacen Baja California, Morelos y Guerrero, donde en el caso de las primeras dos entidades 8 de cada 10 personas contagiadas por COVID-19 mueren, mientras que en el caso de Guerrero 4 de cada 10 lo hacen. «Ello evidentemente tiene que ver con una serie de factores como la atención médica oportuna y de calidad; una alimentación sana, variada y suficiente; así como la aplicación de medidas de higiene en los espacios concurridos tanto por las personas privadas de libertad como del personal penitenciario»; precisó.
Las y los defensores detallaron que, de acuerdo con el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP), Baja California, Morelos y Guerrero se encuentran entre las 16 entidades con una calificación promedio de 5 al sufrir un abasto insuficiente de medicamentos y la falta de personal para atender a los internos; mientras que las últimas dos entidades presentan graves deficiencias en la existencia de un área médica y consultorio y de una alimentación de calidad, al alcanzar calificaciones promedio de apenas 4 de un parámetro de medición de 0 a 10.
«Para poder delinear un plan de acción que pueda evitar aún más estragos derivados del virus, es importante tener un factor determinante para este tipo de monitoreo, así como el propio de la CNDH: el subregistro. Si bien hemos sido capaces de constatar información oficial, así como lo reportado por medios, también reiteradamente hemos tenido contacto con personas privadas de libertad o personas involucradas con el sistema quienes han hecho énfasis en mencionar que lo visto públicamente no es un reflejo irrestricto de la realidad, sino una porción de la misma», llamó.»La transparencia es un derecho y exigencia que ejercemos desde la sociedad civil para poder defender los derechos humanos de las personas privadas de libertad en el país. De otra manera, no será posible hacer frente a la crisis en desarrollo y, aún más, se profundizarán las peores prácticas que suceden desde el aparato estatal en contra de sus ciudadanos».