Ciudad de México, 24 de abril de 2020. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Gueterres, emitió un mensaje para resaltar la centralidad de los derechos humanos para dar respuestas inclusivas y eficaces a la pandemia por COVID-19, tanto para la emergencia de salud pública como para el impacto más amplio en la vida y los medios de vida de las personas.
«Los derechos humanos sitúan a las personas en el centro del escenario. Las respuestas que toman en cuenta y respetan los derechos humanos protegen la vida y la dignidad humanas. Dan lugar a mejores resultados en la lucha contra la pandemia, garantizando la atención sanitaria para todos. Pero también centran nuestra atención en quiénes son los que más sufren, por qué y qué se puede hacer al respecto. Preparan el terreno ahora para que nos centremos de nuevo en la creación de sociedades más equitativas y sostenibles, el desarrollo y la paz», explicó Guterres.
El funcionario llamó a abordar el impacto económico y social al mismo tiempo que la respuesta a la salud pública. Recordó que la crisis afecta desproporcionadamente a quienes poseen menores capacidades para protegerse. «Las acciones eficaces de los gobiernos para mitigar el impacto en el empleo, los medios de subsistencia, el acceso a los servicios básicos y la vida familiar, pueden proteger la vida de las personas, permitirles cumplir con las medidas de salud pública y facilitar su recuperación una vez que las medidas hayan sido levantadas», consideró.
Guterres recordó que las respuestas deben ser inclusivas, equitativas y universales, pues de lo contrario no podrán vencer a un virus que afecta a todos, independientemente de su condición: «Si el virus persiste en una comunidad, sigue siendo una amenaza para todas las comunidades, por lo que las prácticas discriminatorias nos ponen a todos en peligro. Hay indicios de que el virus, y sus repercusiones, están afectando desproporcionadamente a determinadas comunidades, lo que pone de relieve las desigualdades estructurales subyacentes y la discriminación generalizada que deben abordarse en la respuesta y las secuelas de esta crisis».
El secretario general de la ONU también pidió que se garantice la participación efectiva de la población en la respuesta, para lo cual se requiere que la población esté informada. «Este es un momento en el que, más que nunca, los gobiernos necesitan ser abiertos y transparentes, responder y rendir cuentas a las personas que tratan de proteger. Se debe facilitar la contribución de las organizaciones de la sociedad civil, así como del sector privado y de las empresas», enfatizó.
Guterres reconoció que las amenazas derivadas del virus pueden hacer que se necesiten poderes de emergencia, «pero los amplios poderes ejecutivos, concedidos rápidamente con una supervisión mínima, conllevan riesgos». Apuntó que las respuestas de seguridad severas socavan la respuesta sanitaria y pueden exacerbar las amenazas existentes para la paz y la seguridad o crear otras nuevas.
«La mejor respuesta es la que tiene por objeto responder de manera proporcionada a las amenazas inmediatas, protegiendo al mismo tiempo los derechos humanos en el marco del estado de derecho. Este es un momento para la paz, para centrarse en la lucha contra el virus», llamó.
El secretario general de la ONU recalcó que ningún país puede vencer esto solo y que el mundo no puede permitirse el lujo de dejar atrás a un país si se quiere vencer al virus.
Finalmente, Guterres advirtió que la forma en que respondemos ahora puede ayudar a dar forma al futuro, para bien o para mal.
«Debemos asegurarnos de no hacer daño mientras nos centramos en la crisis inmediata. Es fundamental considerar el largo plazo al planificar nuestras respuestas a corto plazo. La crisis está revelando debilidades en la forma en que se prestan los servicios públicos y desigualdades que impiden el acceso a los mismos. Los derechos humanos nos ayudan a responder a las prioridades inmediatas y a desarrollar estrategias de prevención para el futuro», lanzó.