Ciudad de México, 01 de abril de 2020. ACNUR, OIM, ONU-DH y OMS llamaron a proteger los derechos a la salud de las personas refugiadas, migrantes y apátridas y a liberar a quienes están detenidas sin bases legales.
Las agencias internacionales reconocieron que muchas personas refugiadas, desplazadas forzosamente, apátridas y migrantes enfrentan un riesgo mayor ante la pandemia: tres cuartas partes de las personas refugiadas en el mundo y muchas migrantes se encuentran en regiones en desarrollo donde los sistemas de salud están ya sobrepasados y subcapacitados; otras muchas viven en campos sobrepoblados, asentamientos, refugios improvisados o centros de recepción, donde carecen de un adecuado acceso a los servicios de salud, agua limpia y saneamiento.
«La situación de las personas refugiadas y migrantes que se encuentran en lugares de detención formales e informales, en condiciones de hacinamiento e insalubridad, es particularmente preocupante. Considerando las letales consecuencias que un brote de COVID-19 tendría, deberían ser liberadas sin demora. Niños y niñas migrantes y sus familias y aquellas detenidas sin bases legales suficientes deberían ser inmediatamente liberadas», advirtieron las agencias internacionales.
Explicaron que es vital que todo mundo, incluyendo a todas las personas migrantes y refugiadas, tenga asegurado igual acceso a servicios de salud y esté efectivamente incluido en las respuestas nacionales al COVID-19, incluyendo prevención, pruebas y tratamiento.
«La inclusión ayudará no sólo a proteger los derechos de las personas refugiadas y migrantes, sino también la salud pública y a detener la diseminación global de COVID-19», señalaron, al tiempo en que consideraron que las instituciones financieras mundiales podrían poner fondos a disposición de los Estados que necesitarán apoyo adicional.
«Mientras los países cierran sus fronteras y limitan los movimientos transfronterizos, hay maneras de administrar las restricciones fronterizas de manera tal que se respeten los estándares internacionales de derechos humanos y de protección de personas refugiadas, incluyendo el principio de no devolución, a través de cuarentenas y revisiones de salud», explicaron.
«Más que nunca, y dado que el COVID-19 plantea una amenaza global a nuestra humanidad en colectivo, nuestro foco principal debería ser la preservación de la vida, independientemente del estatus. Esta crisis demanda un acercamiento coherente, efectivo e internacional que no deje a nadie atrás. En este momento crucial, necesitamos unirnos alrededor de un objetivo común, luchar contra este letal virus. Muchas personas refugiadas, desplazadas, apátridas y migrantes cuentan con habilidades y recursos que también pueden ser parte de la solución», finalizaron.