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Un menor y una mujer denuncian tortura ante la CODHEY
Dos nuevas historias sobre excesos militares en el contexto de la lucha contra el narcotráfico fueron dadas a conocer este fin de semana. Se trata de los casos de José Samuel Xooc Caamal y María Jesús Santos Sabido, habitantes de la población de Valladolid en el sureño estado de Yucatán. Ambos denunciaron tortura por parte de los militares y presentaron denuncias ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán.
El caso de Samuel Xooc, joven de 16 años, denunció que el jueves salió de su casa para ir de visita, según publica hoy La Jornada. En el camino fue detenido por un convoy de militares encapuchados, quienes lo detuvieron y trasladaron al cuartel de la zona militar 32. Por su parte el Diario de Yucatán señala que los hechos ocurrieron en la colonia San Carlos cuando Samuel se retiraba de visitar a su novia en la colonia Emiliano Zapata.
Más allá de la inconsistencia entre las notas periodísticas, queda bastante claro que sufrió tortura, al grado de que presenta quemaduras de segundo grado en el rostro. Su testimonio es contundente “En la base (militar) me golpearon salvajemente con sus botas y puños en varias partes del cuerpo. Amarraron mis muñecas con cables, me golpearon la boca y me removieron tres dientes, pero lo peor fue que me quemaron la cara”.
El caso de María de Jesús es distinto, pero también grave. Fue detenida en su domicilio, mismo que fue allanado sin orden judicial por un comando militar. Según su propio testimonio “Llegaron con pasamontañas y metralletas. Un ‘huach’ (soldado) me tomó de la garganta, me arrinconó en la pared y me preguntó: ‘¿Dónde está la droga?’”. La información tampoco es clara respecto a su detención, pues el Diario de Yucatán afirma que según su testimonio sólo su hija fue detenida, aunque también consigna la versión oficial que señala que ambas fueron detenidas. Según La Jornada ambas fueron conducidas al cuartel de la zona militar 32, donde fueron golpeadas y dejadas en libertad una hora después.
Estos dos nuevos casos ilustran de manera significativa la vulnerabilidad de las víctimas de violaciones a derechos humanos por parte de militares y la dificultad para documentar estos casos cada vez más frecuentes. En ambos casos la versión oficial es que los detenidos fueron encontrados en posesión de droga, lo cual sin embargo no justifica ni el allanamiento sin orden judicial, y mucho menos la tortura sufrida.