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El manual enfatiza “las condiciones sociales que hacen posible la existencia del crimen como amenaza a la seguridad de las personas”: Luis Arriaga.
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“La seguridad pública implica fundamentalmente control sobre el ciudadano y protección de las instituciones”: Ernesto López Portillo
Con la convicción de que es necesario pensar la seguridad no solo con una perspectiva de derechos humanos, sino con la convicción de que es un derecho en sí misma, el Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde) y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) presentaron el día de hoy su Manual de Seguridad Ciudadana, elaborado por ambas organizaciones. Dicho manual enriquece, desde la experiencia de las organizaciones civiles mexicanas, el concepto de seguridad ciudadana y parte del hecho de que todas las personas, deben tener la posibilidad de “vivir con dignidad y sin amenazas el disfrute de sus más esenciales derechos”.
Esto implica la disminución real de los índices de criminalidad, pero “también la erradicación de otras violencias como la pobreza, la degradación de la naturaleza, la agresión intrafamiliar, los delitos de cuello blanco, la corrupción gubernamental, los abusos policiales y militares o los cacicazgos rurales”, en palabras de Luis Arriaga Valenzuela, director del Centro Prodh, quien aclaró que “al hablar de las otras violencias hacemos referencia a las condiciones sociales que hacen posible la existencia del crimen como amenaza a la seguridad de las personas”.
El Manual de 92 páginas afirma que “la construcción de condiciones de seguridad es el resultado de los esfuerzos dirigidos a la reducción de los niveles de vulnerabilidad de las personas y las sociedades con respecto a diferentes amenazas, así como a la construcción de condiciones futuras que eviten lo que históricamente ha sido considerado como amenazante. Así, cuando hablamos de seguridad nos referimos a la disminución de riesgos”. A lo largo del mismo analiza las obligaciones del Estado en la materia, el sistema de seguridad pública, los modelos de prevención y de policías, así como los tipos de violaciones a los derechos humanos que se suelen dar en este ámbito. Finaliza con algunas propuestas puntuales para mejorar el contexto en la materia.
Por su parte Ernesto López Portillo recordó que en México este concepto tiene una historia autoritaria. Esto, señaló, genera que al hablar de seguridad pública se ponga en el centro al Estado como objeto de protección. Afirmó que desde un a perspectiva de transición democrática, este concepto es obsoleto. “La seguridad pública ha funcionado como una palanca de construcción de ideas y conceptos del orden público; y el orden público ha sido una especie de bolsa en la que entra cualquier concepción que tienen los operadores del Estado respecto de lo que significa el orden”. El director de Insyde, enfatizó que “el mantenimiento del orden a través de la seguridad pública implica fundamentalmente control sobre el ciudadano y protección de las instituciones”. El manual puede ser adquirido en las oficinas de cualquiera de ambos organismos.