Por Olivia Vázquez Herrera
México, DF.- El pasado 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, las 43 integrantes de la Novena Caravana de Madres Centroamericanas Buscando a sus Migrantes Perdidos, llegaron al Claustro de Sor Juana coreando al unísono “¿Dónde están? ¿Dónde están? Nuestros hijos, ¿dónde están?”.
En un evento organizado por la Red TDT, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y Amnistía Internacional, Rosa Nelly Santos, tomó el micrófono y a nombre de las mujeres provenientes de El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala dijo que sus hijas e hijos “no vinieron aquí a delinquir. ¡Ellos no vinieron a robarse un pedazo de tierra! ¡No les vienen a robar riqueza!”. Instó a que se haga justicia por las y los migrantes desaparecidos, “porque esto ya no es del crimen organizado, es del crimen autorizado”.
Lamentó además que nuestro país sea un “terreno dinamitado y en cualquier momento vamos a sentir que nos estamos hundiendo, y son nuestros hijos los que están abajo, son cuerpos inertes que están ahí porque ellos no pudieron defenderse, pero aquí están todas estas madres para decir ahora ‘¡Queremos a los nuestros y los queremos vivos! ¡Porque vivos se los llevaron y vivos los queremos!”, concluyó Nelly Santos.
Una de las integrantes de la caravana, Priscila Cartagena, de Tegucigalpa, Honduras, comentó que es la tercera vez que busca a su hija Yesenia Marleni Gaitán Cartagena, quien salió de se país –con destino a Estados Unidos- el 19 de diciembre de 2008. “Salió con el sueño americano como todos (…) Me llamó de Veracruz, me llamó de San Luis Potosí, de ahí agarró para Nuevo Laredo y ahí fue la última llamada. De ahí ella agarró con el ‘coyote’ y no volví a saber más de ella”.
Yesenia tenía 19 años cuando partió y dejó con sus padres a su hija, quien en ese momento tenía dos años. Para Priscila criar a su nieta ha sido difícil pues “la niña me pregunta por ella y yo le digo ‘se perdió tu mamá, no sé qué pasó, pero tengamos fe que ella va a regresar…’”.
Priscila Cartagena, y las 43 madres que integran la caravana, exigieron a los gobiernos federal y estatales que tomen cartas en el asunto, “que haga algo por nuestros familiares desaparecidos (…) Porque no sólo son cuatro, son montones de madres que están sufriendo porque sus hijos un día salieron y no regresaron (…) Nosotros andamos defendiendo a los migrantes, que donde ellos pasen sean bien tratados (…) No son animales para que los vendan como mercancía, no son unas personas que vienen a robar acá a México”.
Pese al gran sacrificio que implica el venir de un país lejano, las madres centroamericanas no van a cesar en su búsqueda. Priscila está consciente de que tal vez no recupere a su hija viva, pero también tiene fe en que si Yesenia no aparece, la caravana dejará huella en México y eso ayudará para que sigan buscando y encontrando a más personas.
Finalmente, Priscila hizo un llamado a todas esas madres mexicanas que han perdido a una hija o hijo tratando de llegar a Estados Unidos para que se unan a su causa, pues mientras más sean, más fácil será salir adelante, “no hay que tener miedo, porque si miedo tenemos nunca vamos a ser escuchadas (…) Nosotras como madres defendemos los derechos de nuestros hijos (…) Por el amor que le tenemos a nuestros hijos venimos”, expresó.