México, DF.- El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) se unió a la celebración de libertad del profesor Alberto Patishtán Gómez, a quien el gobierno sometió por más de 13 años a un encierro injusto tal y como es el patrón en el sistema jurídico mexicano hacia las personas presas políticas.
Luego de calificar al indulto como insuficiente, la organización consideró que la acción del Estado mexicano debe incluir como mínimo tres exigencias: pedir perdón público como parte de su responsabilidad, cuya inocencia ha quedado demostrada de manera pública, al igual que las deficiencias en el sistema de justicia penal; el esclarecimiento de los hechos ocurridos en la emboscada del 12 de junio del 2000, ya que se dan en el contexto de la militarización y de los operativos contra los municipios autónomos; la reparación integral de los daños en el caso del profesor Patishtán, ya que 13 años de prisión truncaron su proyecto de vida y la de su familia, además de que el encierro prolongado, sumado a la negligencia médica, casi lo dejó ciego y puso en riesgo su vida.
El Frayba señaló mediante un comunicado que seguirá impulsando las medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para que el Estado cumpla con su responsabilidad de garantizar la atención eficaz y de calidad a la salud Patishtán. Y mantendrá también la petición por violaciones a derechos humanos, que interpuso desde agosto de 2010, ante la CIDH.
El poder judicial niega sistemáticamente el acceso a la justicia contra la población excluida, en su mayoría indígena. Así lo evidencia el caso Patishtán y otros casos pendientes en Chiapas como: Antonio Estrada Estrada y Miguel Demeza Jiménez, indígenas tseltales adherentes a La Sexta Declaración de la Selva Lacandona en San Sebastián Bachajón; Alejandro Díaz Sántiz, solidario de La Voz del Amate; y el profesor Noé Hernández Caballero, de la Organización Nacional del Poder Popular; los siete presos Loxichas en Oaxaca; el de Nestora Salgado en Guerrero; las guardias comunitarias de Aquila Michoacán recluidos en Veracruz; por mencionar algunos.
Por lo anterior, el Centro de derechos humanos exhortó al Gobierno mexicano la aplicación de medidas efectivas para garantizar el acceso a la justicia a todas las personas privadas arbitrariamente de su libertad por motivos políticos y de exclusión social.
«Siempre estuve libre, por la libre conciencia»
Luego de 13 años de encierro injusto, Patishtán salió para agradecer a todas las personas que le han apoyado. De manera breve, sencilla, sincera y con una sonrisa en los labios dijo ser una persona que no oye, sino escucha, y que a pesar de que «la enfermedad no me deja ver por los ojos, veo con el corazón».
Ante una sala llena de medios, organizaciones y amistades que le acompañaron en el proceso, narró su historia de lucha y entrega por su pueblo, quienes estaban expuestos a otro tipo de esclavitud: la marginación y la ignorancia de los pobres.
«Quisieron acabar con mi lucha, pero más bien se multiplicó», hizo alusión a sus dos hijos que se han formado con sus ideas y que han seguido el camino de la justicia. Patishtán finalizó su discurso diciendo a los medios, “al mentir perdemos credibilidad hacia nosotros mismos”.