* Opinión
Por Ana Luisa Nerio Monroy
La Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 53/144 del 9 de diciembre de 1998, reconoce el derecho a defender los derechos humanos y establece las pautas para comprender quiénes son las y los defensores.
Las personas defensoras de derechos humanos son individuos, grupos e instituciones que trabajan para prevenir y eliminar las violaciones de los derechos humanos; contribuyen a que las libertades fundamentales de los pueblos y los individuos, sean respetadas y garantizadas por los Estados.
La defensa de derechos humanos conlleva la confrontación y el cuestionamiento sobre las acciones que realizan los Estados y sus gobernantes o autoridades públicas. Eso genera por supuesto, una reacción no siempre positiva respecto a esta labor. Durante muchos años las y los defensores han sufrido de difamación, acosos, amenazas, hostigamientos, agresiones físicas y asesinatos; por ello en la última década ha sido necesario visibilizar su trabajo, de manera que la población reconozca su labor y cambie la percepción, alimentada por autoridades y personas que no creen en los derechos humanos ni en el paradigma que éstos representan.
En su Informe Especial sobre el Derecho a Defender los Derechos Humanos en la Ciudad de México (2011), la Comisión de Derechos Humanos del Distrito federal (CDHDF), señala que de 2007 a 2011 se documentaron en el país 327 casos de agresiones a defensores de derechos humanos, de los cuales 46 quejas ocurrieron en el Distrito Federal; de 2009 a 2010 las quejas por presuntas violaciones a derechos humanos de defensores o defensoras aumentó en más de 100 por ciento.
Por su parte, la Oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONUDH-México), presentó en junio de 2013 el Informe sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos en México: actualización 2012 y balance 2013. Esta investigación señala que de los 89 casos registrados por la Oficina entre noviembre de 2010 y diciembre de 2012, 38 por ciento tienen que ver con amenazas, 13 por ciento con injerencias arbitrarias, 12 por ciento con hostigamientos, 11 por ciento con privación de la vida, otro 11 por ciento con detenciones arbitrarias y 2 por ciento con desapariciones forzadas.
El contexto de agresiones a las y los defensores se ha agudizado en los pasados 10 años en México. La violencia presente en muchas entidades del país, la falta de acceso a la justicia, la impunidad y los intereses de diferentes grupos de poder privados y políticos, han incidido en la gran cantidad de agresiones que se presentan contra quienes defienden derechos humanos.
La presión tanto nacional como internacional para que el Estado mexicano diera respuesta a las demandas de seguridad para las y los defensores dio un primer resultado en 2012, cuando el Congreso mexicano aprobó la Ley para la para la Protección de Personas Defensoras y Periodistas, por medio de la cual, el gobierno federal está obligado a implementar medidas para prevenir ataques en contra de defensores y defensoras. Se suma a esto la creación, también en 2012, de el Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos y Periodistas.
Desde las organizaciones de derechos humanos se han realizado distintas acciones para visibilizar el trabajo de las personas defensoras. “Defendamos la esperanza: Campaña Nacional en Favor de las Defensoras y Defensores de Derechos Humanos”, es una iniciativa de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” (Red TDT) que se busca difundir diversas experiencias de defensa y promoción de los derechos humanos que realizan las 73 organizaciones que integran la Red TDT y que tienen actualmente presencia en 21 estados de la república.
Ser defensor o defensora de derechos humanos conlleva el compromiso laboral y de vida de lo que se quiere para sí mismo y para la colectividad (y aunque suene ingenuo, para la humanidad); implica sí, “tener esperanza” de contribuir con un granito de arena a que las personas, los pueblos, las naciones, vivan de manera digna. Implica cuestionar al Estado, exigir rendición de cuentas pero también contribuir a las mejoras y ser propositivo.
Así que recuerden que ellas y ellos defienden la esperanza y por eso hay que conocer, apoyar, sumarse y difundir la campaña. Para más información vean defendamoslaesperanza.org.mx
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