* Crónica
Por Andrés Díaz Fernández/Centro Prodh
Hace 39 años que Tarejero, una comunidad purépecha del municipio de Zacapu, Michoacán, se enfrentó ante el terror de un Estado que no conocía otra forma de diálogo que el de la violencia. Fue una violencia callada, no reconocida, ignorada por sectores de la población y aprendida como táctica de muchos gobiernos autoritarios y de instituciones del Estado. Don José de Jesús Guzmán Jiménez y sus hijos Armando, Amafer, Solón Adenauer y Venustiano fueron personas cuyas vidas fueron truncadas por el Ejército mexicano, quien los desapareció.
Algunos eran integrantes del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) y otros solamente se oponían al gobierno, pero la desaparición forzada ya había funcionado como escarmiento y las fueras mexicanas de seguridad ya habían creado su fenomenología en el país. Violentamente arrancados de sus casas, torturados frente a su familia, fueron detenidos y jamás vueltos a ver. Por eso, el recuerdo de este hecho ha provocado siempre que se luche por la verdad, la justicia y la reparación.
Tarejero hoy los recuerda. Después de varios años de alejamiento con la comunidad, ésta finalmente reconoce en la familia Guzmán Cruz, un ejemplo de lucha pero también una encarnación del horror infundido por el Estado para tratar de contener a la población. Por eso varias personas solidarias son invitadas año con año a participar de esta memoria que también ha tenido que reconocer, si no el Gobierno Federal, sí los gobiernos cercanos a la comunidad, como Zacapu. En el año de 2009 el Cabildo del municipio de Zacapu decidió conmemorar el día de “los mártires de la democracia”, como se refieren a los miembros de la familia Guzmán Cruz desaparecidos.
La tradición purépecha refleja, como su bandera, los elementos de su hospitalidad. La bandera tiene los cuatro elementos, los cuatro puntos cardinales, pero también cuatro características de la región purépecha, a saber: el maíz morado, el lago de Pátzcuaro, la región de la cañada y la región de la Sierra. Este pasado sábado 20 de julio nuevamente se escoltó esta bandera acompañada del himno purépecha y se hicieron la entrega del bastón de la sabiduría, o bastón de mando, a la comunidad de Tarejero, por parte de los cargueros que lo tenían, procedentes de Juarécuaro.
Una procesión por todo el pueblo, encabezada por las autoridades de la comunidad así como por el presidente municipal de Zacapu, dio inicio con la conmemoración. La banda musical anunciaba en las calles que había gente que recordaba a los desaparecidos. Después, un acto en donde diversas personas de organizaciones, familiares y solidarias, hablaron en torno al tema, en torno a la injusticia prevaleciente. Los representantes del gobierno, así como el ombudsman michoacano escucharon todos los planteamientos de los representantes de las organizaciones.
Después una procesión hacia la antigua casa de la familia Guzmán Cruz, hoy mitad levantada y mitad en ruinas, para compartir los alimentos. Este acto, que se hace año tras año, refleja el arraigo de la familia con Tarejero, pero también por quienes se han sumado a la causa a lo largo de estos años.
Una persona del municipio de Zacapu comentó al despedirse: “el próximo año va a estar bueno, van a ser los 40 años”. Ante esto cabe preguntarse si ya está tan normalizada la desaparición forzada de la familia Guzmán Cruz como para asegurar con antelación que habrá otro año sin justicia, sin que la PGR siga investigando los hechos. Este crimen de lesa humanidad debe denunciarse siempre y debe exigirse la presentación con vida de los desaparecidos. Esa es la lucha de la familia Guzmán Cruz.