Por Georgina Vargas Vera
El proceso de reformas al Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH), que los Estados han definido como un proceso de “fortalecimiento” ha sido un complicado transcurso de distintas propuestas y posturas por parte de los diversos actores del SIDH; dentro de este proceso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se ha visto particularmente atacada por un grupo de Estados que han conformado un bloque de propuestas que tiene como objetivo primordial debilitar el funcionamiento y las tareas de la CIDH.
Dentro del marco de este proceso de “fortalecimiento”, este 7 de marzo se realizó una reunión en Washington, D.C. en la que representantes de la sociedad civil intentaron establecer en un diálogo con los representantes de los Estados respecto a la reunión de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se realizará en esa misma ciudad el próximo 22 de marzo, fecha en la que se espera que se concluya con este proceso de reformas.
El contexto de la reunión del pasado 7 de marzo, se vio cargado de una preocupación por parte de la sociedad civil debido a las agresivas manifestaciones que algunos Estados han exhibido en los últimos días, manifestaciones y propuestas que cada vez son más claras en su intención de debilitar el trabajo de la Comisión.
Las últimas de estas manifestaciones han sido las continuas propuestas de abrir el Estatuto de la CIDH, situación que es sumamente grave puesto que una vez abierto el Estatuto, los Estados podrían modificar seriamente puntos clave del trabajo de la Comisión; varios Estados han manifestado su intención de abrir el Estatuto para limitar la actividad de la CIDH en áreas tan importantes como las medidas cautelares.
La última propuesta, que ha provocado aún mayor alarma, ocurrió el pasado 6 de marzo: la Presidencia del Consejo Permanente de la OEA presentó un proyecto de resolución en el que encomienda a la Secretaría General de la OEA que presente un proyecto de enmiendas a la Convención Americana de Derechos Humanos basado en las propuestas de los Estados miembros de esta Convención. Si bien la intención de modificar el Estatuto de la CIDH es un movimiento que genera gran preocupación, la intención de modificar la Convención Americana es ya una sugerencia que atenta de forma directa y sumamente peligrosa contra el SIDH y contra el trabajo de la Comisión.
Es importante continuar prestando atención y realizando las gestiones necesarias para defender el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, ahora más que nunca -con la fecha del final del proceso estando próxima y las propuestas para debilitar el SIDH más concretas- es importante no dejar de presionar para que la Comisión pueda concluir este proceso sin que sus funciones se vean afectadas.