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Fueron torturados en instalaciones militares y amenazados si denunciaban porque “a ellos no les harían nada porque son militares”
Dos jóvenes denunciaron detención arbitraria, confinamiento en instalaciones militares, tortura física y psicológica, amenazas de muerte y de violación sexual, amenazas contra familiares si los denunciaban y robo de sus pertenencias en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. Según la denuncia difundida por la Comisión Independiente de DH de Morelos, todo inició cuando Silverio Iván y Jorge Raúl Jaimes conducían un vehículo Tsuru por la avenida Cuahunahuac, cuando se hicieron de palabras con otras personas. La Jornada precisa que se trataba de cuatro militares vestidos de civil, quienes les marcaron el alto para interrogarlos. Cómo los jóvenes se negaron a responder, dicen en su testimonio, “llegó un camión militar marca Dina con número 1004276 y elementos de una patrulla de la Policía Federal Preventiva, quienes cortando cartucho nos obligaron a bajarnos del auto y nos dijeron que no sabíamos con quien nos habíamos metido que eran el Ejército federal militar y sin decirnos más nos subieron al camión, nos aventaron boca abajo y nos llevaron por rumbos desconocidos, nos voltearon y nos dijeron que nos iban a matar”.
Posteriormente los trasladaron a un lugar desconocido, pero que ellos creen que es un campo militar, donde con golpes y malos tratos pretendieron obligarlos a darles datos de vendedores de droga. Más tarde los separaron, poniéndolos en cuartos contiguos para que escucharán los quejidos y lamentos producto de la tortura a la que fueron sometidos. Cosntantemente les repetían “que si los denunciábamos nos iba a ir peor, que a ellos no les harían nada porque son militares”.
Al no conseguir de ellos información incriminatoria los trasladaron a un paraje en donde los dejaron en su vehículo. La nota de La Jornada señala que ambos trataron de presentar una denuncia de hechos ante la Procuraduría General de Justicia de Morelos, pero que los funcionarios responsables se negaron a levantarla, porque quienes los habían golpeado y retenido ilegalmente eran militares.