La memoria colectiva en este país se parece al viento. Su tiempo de duración varía de minutos a semanas. En algunas ocasiones, por meses. “A las palabras se las lleva el viento”, mencionan los dicharacheros, pero las acciones se quedan aunque no se les quiera ver.
El pasado jueves 19 de junio, se inauguró la Casa de la Memoria Indómita, a cargo del Comité Eureka e H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Antigua estación de bomberos, el jueves no pudo contener el fuego de la palabra y el coraje que convergieron en el patio central del recinto. Presentes estaban Elena Poniatowska, Liliana Felipe, Jesusa Rodríguez, Laura Gaytán (exdesaparecida), Tania Ramírez (H.I.J.O.S. México) y no podía faltar doña Rosario Ibarra de Piedra, incansable líder social en pro de los desaparecidos políticos y de toda persona reprimida por el Estado.
La Casa de la Memoria Histórica cuenta con un museo que aborda los temas de represión histórica en México. La matanza del 2 de octubre en Tlatelolco, el Halconazo del 10 de junio de 1971 así como las historias de la represión cometida durante la guerra de baja intensidad empleada por el Estado mexicano en contra de los movimientos opositores al gobierno, ya estudiantiles, ya guerrilleros, ya sindicales.
Así mismo, el museo provoca la reflexión al espectador, al contar con algunas salas dedicadas a la reflexión del tema de la tortura, la agresión, la desaparición y la angustia familiar por el regreso del desaparecido o desaparecida. Impacta el cúmulo de fotografías que plagan las paredes de lo que asemeja a una sala de una familia, de una madre que busca incansablemente por el regreso de su hijo o hija. Probablemente, se trate imitar la sala de doña Rosario Ibarra.
El museo también cuenta con un gran acervo de pancartas utilizadas durante manifestaciones y mítines en donde se exigía el regreso con vida de quienes habían sido desaparecidos por el Estado. Se puede también ver un catálogo de represores mediante un “escrache” fijo que simula celdas de prisión conteniendo a los responsables del terrorismo de Estado.
La Casa de la Memoria Indómita contará también con una sala de proyección, una tienda solidaria de “las doñas” (las madres que han estado exigiendo justicia por su hijos), así como una biblioteca.
Atiborrada en todas sus partes, alrededor de unas 500 personas se dieron cita para la inauguración, y aunque no todos pudieron ver el museo en esta ocasión, sí pudieron presenciar el comienzo de la vida de la primera casa dedicada a esta memoria en el país. En un país que sigue marcado por la impunidad en torno a la represión gubernamental y que sigue siendo azotado por ese fenómeno en nuestros días.
La Casa de la Memoria Idómita se encuentra en la calle Regina número 66, entre 20 de noviembre y 5 de febrero. Sin duda, es y será un espacio obligado de visita para quienes quieran conocer parte de la historia real del país, disidente a la “oficial”. Un espacio para honrar a la lucha y la memoria.
Por: Andrés Díaz
Colaborador del área de Defensa del Centro Prodh