Parte I
La voz de los periodistas se encuentra amenazada y la sociedad mexicana corre el peligro de vivir bajo la opacidad y el silencio. El asesinato de periodistas es preocupante en el contexto que vive el país, pues los comunicadores están sufriendo en carne viva la violencia de Estado. No es posible que una actividad tan vital esté siendo uno de los oficios más peligrosos; se trata del secuestro de la libertad de prensa y del derecho a estar informados. Sólo en el gobierno de Javier Duarte nueve comunicadores han sido asesinados; en Tamaulipas se publica sólo uno de cada diez eventos relacionados con el crimen organizado y cuando lo hacen es sin contextualizar el hecho; los ataques a las instalaciones de los periódicos es un acto común y, como sucede con otros delitos graves que viven los ciudadanos, no se encuentran los responsables. Así la impunidad, alimentada por la ineficacia y complicidad del Estado pone en mayor vulnerabilidad a sus ciudadanos.
El asesinato del periodista Víctor Baez, así como la desaparición de Hypatia Stephania Rodríguez Cardoso junto con su hijo de dos años, han vuelto a poner el dedo en la herida de nuestro pueblo. La reportera estaba a cargo de la fuente policíaca del periódico Zócalo, en Saltillo, Coahuila. Víctor Baez se desempeñaba como coordinador de la sección policial del diario Milenio Xalapa y socio de la página web «reporteros policiacos».
Durante el año 2011 hubo al menos 11 periodistas asesinados, aunque sólo fuera un periodista asesinado, el mensaje de la imposición del miedo sería el mismo; sin embargo, el aumento desproporcionado de este fenómeno nos pone en extrema alerta. La actividad de los periodistas ocurre en una atmósfera de descomposición y hostilidad, que impone una mordaza a su voz y un precio a su cabeza. No tienen porque ser héroes, aunque muchos de ellos los son, sino que el Estado tiene la obligación de indagar abusos y actos de violencia contra periodistas.
Además del asesinato de Víctor Baez, el Centro Prodh ha registrado los asesinatos y agresiones sufridas por los periodistas y las agresiones a los diarios en el presente año. Para alentar nuestra memoria y a la indignación, presentamos en esta y la siguiente entrega cada uno de los casos:
- Raúl Régulo Garza Quirino, periodista de “La Última Palabra” de Cadereyta Nuevo León, fue asesinado el día 7 de enero afuera de su domicilio, después de haber sido perseguido por unos sicarios.
- En Chihuahua , el 21 de abril, asesinaron a los periodistas Javier Moya Muñoz y Héctor Javier Salinas Aguirre. Ellos fueron reconocidos como parte de las víctimas de la mascare de 15 personas en el interior del bar Colorado, en Chihuahua, Chih. Ambos habían trabajado en Radio Noticias 920, Javier como director y Héctor como jefe de información.
- El 28 de abril fue asesinada la periodista Regina Martínez quien era corresponsal de la revista Proceso. Fue encontrada en su domicilio en la ciudad de Xalapa con signos de haber sufrido violencia y asfixia. La periodista también había sido corresponsal de La Jornada y reportera del periódico local llamado Política.