Este fin de semana se desarrolló el Wirikuta Fest, un esfuerzo organizativo sin precedentes, que culminó con un éxito absoluto en cuanto a taquilla y en la proyección de un mensaje político muy claro, que sin embargo fue poco retomado por parte de la mayor parte de los medios de comunicación. En este contexto cobra mucho más sentido el llamado de las autoridades Wixárikas a los jóvenes asistentes para convertirse en portadores de la información a través de las redes y, así, e impedir la manipulación informativa que no pudo (a pesar de los esfuerzos desmovilizadores del gobierno federal) detener la catarsis político musical que algunos no dudamos en calificar de histórica.
El Festival podría dividirse en dos grandes bloques. Uno de ellos, que fue el primero en arrancar, tuvo que ver precisamente con lo que no suele verse en los eventos masivos en el Foro Sol, pues además de una gran cantidad de pequeñas tiendas, en donde se podía comprar directamente con los artesanos huicholes, había un espacio donde personas vinculadas a las tradiciones ancestrales compartían su vibra y conocimiento con todos los asistentes. Además, se instaló una carpa en la que movimientos y organizaciones de muy diversa índole ofrecieron información, publicaciones y productos alternativos a quienes por ahí estuvieron.
Los asistentes a los espectáculos organizados por OCESA recordarán que en ocasiones se permite que activistas de organizaciones internacionales como Greenpeace o Amnistía Internacional recolecten firmas para sus causas. La novedad en esta ocasión era la presencia de movimientos de base y alternativos al lado de dichas organizaciones de mucha trayectoria. De esta manera, a través de los stands y el auditorio montado y gestionado por medios libres, voces como las de Atenco, Acteal, Tecama, los opositores a la presa Paso de la Reyna y otros procesos muy relevantes y poco difundidos, como una propuesta para hacer picnics en el viaducto y así recuperar los espacios urbanos o utensilios alternativos para la higiene femenina, pudieron gozar de exitosa presencia.
En cuanto al espectáculo propiamente dicho, se contó con un cartel de primera en el que destacaban sin duda Julieta Venegas, Calle 13, Café Tacuba y Caifanes. Pero el momento culminante del festival (y precisamente el menos retomado por los medios convencionales de comunicación) se dio tras la presentación de Calle 13 (quien además de pintarse en la espalda la leyenda «Yo soy 132», invitó al escenario a Rubén Albarrán de Café Tacuba para interpretar «No hay nadie cómo tú» y al legendario músico mexicoestadounidense Zack de la Rosa, de la mítica banda Rage Against the Machine«).
En medio de una multitud vibrante por la intensidad musical, las autoridades Wixáricas agradecieron a los jóvenes su apoyo y los llamaron a convertirse en los medios a través de las redes sociales. Dichos mensajes claramente políticos fueron aclamados por la multitud con consignas diversas, encabezadas por la ya clásica «Wirikuta no se vende: se ama y se defiende». Posteriormente a este intenso momento vino Café Tacuba, líder indiscutible de la noche, no sólo por su intensa participación en el esfuerzo organizativo, sino por ser al día de hoy el grupo nacional más vigente de todos los que se presentaron. Cerraron el evento Bunbury y Caifanes. Justo antes de la presentación del español, hubo una nueva intervención por parte de los compañeros Wixárikas en voz del entrañable Santos de la Cruz.
En síntesis historia, música y dignidad en un sólo evento.