El día de ayer, en conferencia de prensa llevada a cabo en el Centro Prodh, sobrevivientes y viudas de la Masacre cometida en la comunidad de El Charco, en Ayutla de los Libres, Guerrero, dieron testimonio de lo ocurrido hace catorce años. Todo esto, con el fin de posicionar el tema ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a fin de acceder a una justicia que en México les ha sido negada.
Así, relataron que el 7 de junio de 1998 se reunieron representantes de las comunidades nu’ saavis para tratar temas relacionados con la siembra, la alfabetización y la autonomía de la zona mixteca. Durante el día, una columna de un grupo armado rebelde llegó y solicitó a la Asamblea permiso para estar presente, al finalizar los trabajos de ese día el grupo manifestó su solidaridad con las propuestas de las comunidades mixtecas y señaló que había una ruptura con el EPR y que se había formado un nuevo grupo: el Ejercito Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Diez integrantes del ERPI se quedaron a dormir en uno de los salones de la escuela; también se quedaron a dormir varios indígenas, ya que la Asamblea continuaría al día siguiente. Sin embargo, alrededor de las dos de madrugada fueron despertados por voces que desde un megáfono decían: “pinches indios”, “la van a pagar ustedes”, “mortereenlos”. El sobreviviente Efrén Cortes Chávez relató que el Ejército lanzó granadas y que el ataque duró hasta la mañana, cuando personas que aún se encontraban dentro de la escuela, les señalaron a los militares que eran civiles y que estaban desarmados. El testigo destacó que vio con vida a Mauro González Castro, quien era Comisario de la Comunidad de Ahuacachahue, a Apolonio Jiménez García y a Fernando Félix Guadalupe, quienes salieron caminando hacia la cancha y que después aparecieron masacrados. Otros sobrevivientes afirman lo mismo; mientras tanto, Santiago Abad, quien era Síndico, señaló que recuerda que cuando acompañó a los familiares de los masacrados a recoger los cuerpos, el cuerpo de Mario Chávez García de la Comunidad de El Charco presentaba tiro de gracia. Las familiares de las víctimas denunciaron que los cuerpos de sus esposos presentaban el tiro de gracia y además, tenían diferentes huesos rotos. Otras, denunciaron que nunca recibieron los cuerpos de sus esposos e hijos.
A pesar de la presencia de guerrilleros, lo cierto es que el Ejército mexicano no tiene facultad alguna para realizar ejecuciones extrajudiciales, torturas y demás violaciones a los derechos humanos. Al respecto, según la Red Solidaria Década Contra la Impunidad, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) ha señalado que en casos de ejecuciones extrajudiciales es fundamental que los Estados investiguen la privación del derecho a la vida y castiguen a todos sus responsables, especialmente cuando están involucrados agentes estatales, ya que de no ser así se están creando, dentro de un ambiente de impunidad, las condiciones para que se repitan estos hechos; sin embargo, hasta el momento el Estado mexicano no ha hecho nada para llevar ante la justicia a los responsables de tales hechos.
Cabe decir que, incluso, la Relatora de Ejecuciones Extrajudiciales Sumarias o Arbitrarias, la señora Asma Jahangir, en su informe del año de 1999, manifestó en relación a la Masacre de El Charco que «desea poner de relieve que, de haber habido realmente un intercambio de fuego, tampoco se justifican las violaciones de los derechos humanos, incluidas las ejecuciones sumarias, presuntamente cometidas por los militares. Tampoco es muy pertinente determinar si hubo resistencia armada desde el interior de la escuela, ya que al parecer los abusos se produjeron tras la rendición del grupo. La Relatora Especial tiene el convencimiento de que hay muy buenas razones para investigar las ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo por las fuerzas armadas en este incidente».