Carlos Fuentes, escritor y novelista mexicano, nacido en Panamá el 11 de noviembre de 1928, quién falleció la tarde del pasado 15 de mayo en la Ciudad de México a los 83 años de edad, fue uno de los mayores exponentes de la literatura latinoamericana que marcó a diferentes generaciones con “su modo” de ver al mundo, su análisis y paráfrasis de observar y plasmar en sus obras.
Al lado de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa, representó el “boom” de la literatura latinoamericana, mientras que destacó como candidato al Premio Nobel de Literatura diversas ocasiones por ser autor de diversas novelas y ensayos, entre los que destacan Aura, La muerte de Artemio Cruz, La región más transparente y Terra Nostra. Recibió, entre otros, el Premio Rómulo Gallegos en 1977, el Cervantes en 1987, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1994 y en 2009 la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Fue nombrado miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua en agosto de 2001.
El día de ayer alrededor de las 12 horas, familiares, intelectuales, políticos y público en general se dieron cita en el Palacio de las Bellas Artes de la Ciudad de México para rendirle un homenaje de cuerpo presente en el recinto. Había un gran cerco de seguridad debido a la presencia del Presidente de la República, motivo por el cuál los lectores y seguidores de Fuentes debieron esperar más de una hora para poder estar cerca del féretro que contenía sus restos.
Los “goyas” no se dejaban de escuchar por los jóvenes universitarios que también se dieron cita para despedir a su referente de vida académica y social, “Fuentes es del Pueblo” “Carlos no ha muerto, su obra se queda” decían los asistentes.
Esto es parte de lo que escribió por ultima vez para el diario Reforma, publicado el mismo día de su muerte “Me preocupa e impacienta que estos grandes temas de la actualidad estén fuera del debate de los candidatos a la presidencia de México, dedicados a encontrarse defectos unos a otros y dejar de lado la agenda del porvenir” refiriéndose a los temas de trascendencia mundial, que parecieran no importar a los candidatos a la Presidencia de la República. Entendiéndolo de otra manera, Fuentes, hacía referencia a que no había un análisis de fondo de la problemática actual mundial y de cómo podría impactar en México.
Carlos Fuentes fue en sus posturas públicas “más ideológico que político”, debido a que defendía “derechos humanos básicos”, sin importar las etiquetas que tuvieran en la época, señaló hoy The New York Times (NYT). También fue un abierto simpatizante del movimiento zapatista surgido en 1994 en el estado de Chiapas y un crítico de la administración del ahora ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush.