En el marco de la Campaña por el Derecho a Migrar sin Violencia, promovida, entre otros actores, por el Centro Prodh y don Raúl Vera López, Obispo de la Diócesis de Saltillo, recientemente se llevó a cabo una gira por Europa, en la que se relató y denunció la situación de grave violencia y criminalización que sufre la población migrante de origen centroamericano en tránsito por México.
En la gira, don Raúl expresó que el fenómeno migratorio es causado por una serie de injusticias que deben ser enfrentadas por los países de origen, tránsito y destino. Así, señaló que uno de los factores que propician esta migración forzada es el modelo económico mundial, que genera situaciones asimétricas, en donde a muchos se les niega capacidad de desarrollo y calidad de vida. Refirió que existen personas que se encuentran en una situación que podría considerarse como de esclavitud, pues viven en condiciones inhumanas y sin prestaciones laborales, que los llevan a tomar decisiones drásticas como la migración, el empleo informal o, incluso, alquilarse con el crimen organizado: «La fractura social que causa este modelo económico provoca procesos de violencia, que como en un torbellino, envuelven a países enteros como resulta con México y centroamérica en estos momentos. Esta violencia contribuye a que existan desplazamientos forzados de personas que van huyendo de las amenazas de muerte y destrucción».
Por otro lado, don Raúl Vera denunció que la política migratoria en México se maneja desde una perspectiva de Seguridad Nacional, poniéndose así al servicio de los intereses de Estados Unidos y fomentando las violaciones a los derechos humanos, como la muerte, el secuestro y la tortura. Explicó que sólo de esta forma es posible la impunidad y corrupción que permea en los policías municipales, estatales y federales y en los agentes del Instituto Nacional de Migración. «El caso de los 72 migrantes masacrados en San Fernando, Tamaulipas el 23 de agosto de 2010, es una evento que delata estas complicidades. ¿Cómo logró pasar los retenes de las autoridades migratorias, de la policía y del ejército, un camión grande que llevaba más de 70 personas migrantes secuestradas? Solamente mediante la complicidad de las autoridades con el crimen organizado que asesinó a esas personas, se puede explicar tal aparente descuido».
En este sentido, destacó que el principal problema en México respecto a la población migrante es, precisamente, que México continúa sin otorgar condiciones de tránsito dignas, por lo que señaló que es necesario que nuestro país deje de ver al fenómeno migratorio desde la lógica de seguridad nacional y comience a verlo como un problema de humanos en condiciones de vida indigna. Finalizó señalando «(…) puedo decir con toda verdad, que en la política migratoria mexicana se vale cualquier método, por inhumano que éste sea -que no excluye la muerte y el daño físico y psicológico irreparable- con tal de controlar y, si fuera posible erradicar, la migración».