El día de ayer comenzó la Marcha de la Dignidad Nacional «Madres Buscando a sus Hijas e Hijos y Buscando Justicia», que viene desde el norte del país buscando a los familiares que han sido víctimas de desaparición forzada y exigiendo justicia a las autoridades, que hasta la fecha se han negado a procurarla. De acuerdo con el Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios A.C., quien trabaja directamente con familiares de las víctimas, en el estado de Coahuila hubo 118 denuncias en 2011 y en 2012 ya van 230. Lo mismo pasa en Guanajuato, donde se reportaron 28 desaparecidos en 2011 y al día de hoy suman 160; en Nuevo León hay 56 casos nuevos.
Varias organizaciones de la sociedad civil se han mostrado solidarias con la causa de las Madres que buscan a sus hijos, por lo que han emitido distintos pronunciamientos al respecto. La Red Nacional de Organismos Civiles de Derehos Humanos «Todos los Derechos para Todas y Todos» (Red TDTT) señaló que se suman a las demandas de quienes convocan a la Marcha, no sólo por su urgencia, sino también por su vigencia. Asimismo, destacaron que la desaparición forzada es una violación a los derechos humanos que se ha extendido a lo largo de México y que, además, está acompañada por otra serie de graves delitos y agresiones: «es un crimen atroz que afecta gravemente a las familias de las víctimas, deja una herida en la sociedad mexicana, rebasa fronteras y, lo peor, va en aumento», indicaron.
Por su parte, Javier Zúñiga Mejía Borja, Asesor especial para programas regionales del Secretariado Internacional de Amnistía Internacional emitió una carta dirigida a las madres y familiares que marchan para mostrar su solidaridad, reconocer el valor y apoyar el reclamo al Estado mexicano para cumplir sus obligaciones en materia de derechos humanos y asegurar la justicia y la verdad.
Finalmente, Amnistía Internacional recordó que, en marzo de este 2012, el Grupo de Trabajo sobre las desapariciones forzadas e involuntarias de las Naciones Unidas emitió un informe sobre la situación en México, que destacó claramente la obligación del Estado de investigar de manera imparcial y exhaustiva la desaparición forzada, reconociendo que, al no hacerlo, se encuentra incumpliendo gravemente con sus obligaciones y dejando a las familias de los afectados sin recursos efectivos.
Es tiempo entonces de unir voces y corazones, de reconocer a madres e hijos como víctimas y de apoyarlos incansablemente en su labor. Desde la Ciudad de México, es momento de acompañar con esperanza a las que viajan desde el norte, pidiendo auxilio. Estarán pues, en el Ángel de la Independencia, no las dejes solas.