En 2008, Luis Eduardo Cisneros Zárate era un joven sociólogo del Estado de México. Siempre destacó por su sensibilidad hacia las problemática sociales. Su afán lo llevó a seguir formándose académicamente. Al tiempo que estudiaba la especialidad en Etnología en la ENAH y la maestría en Educación en la UAM, se desempeñaba como docente en un bachillerato. Era un joven apasionado por la literatura latinoamericana, los estudios sobre el culto a la Santa Muerte y la poesía. Un joven urbano que, al igual que otros de su generación, planteaba su existencia en un horizonte crítico y liberador que le diera sentido a su existencia. Un joven lleno de sueños por construir.
La noche del 26 de noviembre de ese año, Luis Eduardo fue detenido arbitrariamente por policías municipales de Chalco; después de robarle sus pertenencias, golpearlo y retenerlo por varias horas, lo dejaron abandonado en un centro comercial. Luis Eduardo interpuso la denuncia correspondiente ante estos hechos; sin embargo, se le hizo saber que al no señalar los datos de los policías que lo habían detenido, no se podía hacer nada. De esta forma, la instancia investigadora actuó de manera negligente y nunca se encaminó a buscar la verdad de los hechos. En cambio, desde ese día Luis Eduardo y su familia comenzaron a recibir llamadas amenazantes que les señalaban que «ya no le movieran» al asunto.
El 12 de diciembre del 2008, Luis Eduardo desapareció; fue visto por última vez cuando se trasladaba en transporte público hacia su casa después de un evento deportivo en la escuela en la que impartía clases. El 15 de diciembre, su familia interpuso la denuncia correspondiente. El 23 de enero de 2009, el cuerpo de Luis Eduardo fue reportado por el Servicio Médico Forense del Municipio de Valle de Chalco. Según las autoridades, fue encontrado el 12 de diciembre en la autopista Puebla – México; por las inconsistencias de la información y los antecedentes antes señalados, la familia comenzó a pensar que Luis Eduardo había sido víctima de un homicidio, puesto que existían serias dudas sobre los hechos que causaron su muerte.
La familia de Luis Eduardo no pudo ver el cuerpo: sólo se les permitió reconocerlo por medio de una fotografía, por lo que no estaban seguros de que realmente fuera su cadáver. Por su parte, las autoridades ministeriales archivaron el caso argumentando que Luis Eduardo había sido atropellado por su propia responsabilidad y que no había forma de perseguir delito alguno. Después de varios meses de lucha y de toparse constantemente con la negligencia de quienes están encargados de administrar la justicia, fue hasta el 2 de agosto de 2011 y tras largas gestiones ante la Procuraduría del Estado de México que se pudieron realizar los estudios de genética y de antropología forense que correspondían.
En julio del 2011, mientras se llevaba a cabo el proceso de exhumación y cremación, el agente responsable del Ministerio Público volvió a mencionarle a la madre de Luis Eduardo que su muerte había sido imprudencial. Esto es muestra de la falta de sensibilidad de las autoridades hacia los familiares de las víctimas, quienes muchas veces sufren por la revictimización y que no pueden concluir los procesos de duelo porque se les niega el derecho a la verdad y el acceso a la justicia.
La familia de Luis Eduardo continúa firme en la batalla; contrario a las evasivas de las autoridades que han manifestado versiones tan diversas como que Luis Eduardo se lo buscó, que seguro andaba con prostitutas ese día y tomado o que habría sido víctima de un grupo de peregrinos, siguen clamando que el caso no está cerrado. Las autoridades han insistido en la descalificación personal hacía una víctima para evitar así realizar una investigación exhaustiva y en un plazo razonable.
Desde su legítimo derecho, la familia no podrá estar satisfecha hasta que se investigue y se procese a los responsables de los distintos delitos de los que Luis Eduardo fue víctima. Su caso, como el de muchos otros, es muestra de la falta de garantías que existen en los procesos judiciales en todo el país y, en particular, en el Estado de México, donde ser pobre y ser joven es causa de discriminación y de un estigma delincuencial. No habrá justicia mientras no se procese a los responsables y no se garantice a los familiares el derecho a la verdad.
El día 25 de febrero se llevará a cabo un eventoque recordará la memoria de Luis Eduardo y en donde se seguirá exigiendo justicia. Será en el Foro de Arte del Bosque de Tlahuac, comenzando a las 11 de la mañana y terminando a las 14 horas. Participarán algunos colaboradores del Centro Prodh.
Por: Simón Hernández y Sandra Albicker