El día de ayer se llevó a cabo el Foro Académico Vivencial contra la tortura sexual en la Casa de las Humanidades. Organizado por el Centro Prodh, la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), Amnistía Internacional y el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG), este evento tuvo como objetivo reiterar la demanda de justicia, luego de cinco años de impunidad por el Operativo Atenco, en el que más de 40 mujeres fueron agredidas sexualmente por elementos policiacos para lograr la desmovilización social.
Durante la bienvenida al Foro Académico Vivencial, Javier Hernández, representante de la ACNUDH en México, señaló que la lucha y la perseverancia de las mujeres denunciantes de Atenco es muy alentadora y que, ahora, en el Sistema Interamericano, tendrán la oportunidad de lograr importantes resultados que motiven la verdadera protección del Estado. María Isabel Belausteguiguitia, directora del PUEG, destacó que la academia debe continuar indagando sobre la significación de la violencia sexual perpetuada por el Estado. Alberto Herrera, director ejecutivo de Amnistía Internacional sección México, señaló que el caso de San Salvador Atenco es una muestra de cómo opera la impunidad en México, en donde las principales víctimas son quienes ya de por sí se encuentran excluidas. Por su parte, José Rosario Marroquín, director del Centro Prodh, puso énfasis en las condiciones que rodean al sistema de justicia y que permiten la persecución de disidentes y la generación del miedo como práctica institucionalizada.
En la mesa académica, Zamir Fajardo, abogado de la OACNUDH, destacó que la tortura es un acto que debe ser prohibido siempre y ante cualquier circunstancia. Señaló que, desde el derecho internacional, se obliga a los Estados a sancionar la violencia sexual y la tortura. Rosalva Aída Hernández, académica del CIESAS, habló de la memoria como una estrategia de lucha, en donde es necesario recordar para evitar que la historia se repita; en este sentido, señaló que históricamente los poderes locales han centrado sus ataques en las mujeres. En la misma mesa, Clemencia Correa, académica de la UACM expresó que hay que entender la violencia sexual como una forma de tortura en el capitalismo moderno, en donde se busca impactar en la salud emocional de la víctima, pero también de la familia y del colectivo al que ella pertenece. Así, señaló que muchas veces esta violencia es creada por el Estado, pero reproducida por la sociedad.
La segunda mesa estuvo conformada por Edith Rosales e Italia Méndez, quienes son dos de las mujeres denunciantes de tortura sexual en Atenco. Ambas narraron su experiencia como luchadoras sociales y defensoras de sus propios derechos humanos. Destacaron que su esperanza radica en la solidaridad de la organización y que la justicia se teje día con día a través de distintas esferas que, incluso, trascienden el impacto del Estado; sin embargo, señalaron que continuarán buscando justicia ahora que su caso se encuentra ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
En la mesa estuvieron acompañadas por Valentina Rosendo Cantú, quien también sufrió tortura sexual y por cuyo caso el Estado mexicano fue condenado recientemente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH). Valentina habló sobre la experiencia de ser una mujer indígena ultrajada, que fue condenada por su propio pueblo y se vio obligada a abandonar su comunidad y alejarse de sus costumbres; sin embargo, narró cómo ha podido convertirse en una nueva Valentina que continúa firme en la lucha por la justicia, por ella y por todas las mujeres indígenas. Por último, Martha Figueroa, defensora de los derechos humanos, ahondó en los distintos factores que hacen que las mujeres víctimas de alguna agresión por su condición de género, puedan reivindicarse, empoderarse y defender sus propios derechos humanos.
El Centro Prodh te invita a entrar a porellas.org y firmar la carta en apoyo a las mujeres denunciantes de Atenco. Entra al portal, conoce su historia, difúndela y expresa tu solidaridad. Ellas necesitan saber que existimos quienes las acompañaremos tanto cuanto dure la lucha.