¿Cárcel a Migrantes? / El Universal, EDITORIAL
Los grandes flujos migratorios en el planeta no obedecen, en su mayoría, a razones delincuenciales, sino a imperativos políticos, sociales y económicos. Por eso es que los muros, las barreras administrativas, las militarizaciones fronterizas y todo tipo de obstáculo a los movimientos de seres humanos fracasan.
Estados Unidos ha intentado, durante mucho tiempo, detener la llegada de trabajadores mexicanos, como si fueran una plaga, cuando en realidad contribuyen a buena parte del PIB estatal de varias entidades sureñas de aquella nación, y se mueven en una lógica de mercado de oferta y demanda, donde los principales beneficiados con este flujo han sido, históricamente, ciudadanos estadounidenses.
Esto a cuento de que se puso en marcha en el estado de Arizona el nuevo Sistema de Aplicación de Consecuencias, que prevé enviar a prisión a las personas que sean detenidas e ingresaron ilegalmente a ese país.» Aten Bersin, Comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de EU, destacó que «el punto importante es que no más, queremos decirles a los que están pensando cruzar, no más con los regresos voluntarios, habrá cientos de castigos a partir de este sistema de aplicación de consecuencias».
. De nuevo el garrote, la criminalización de la pobreza y la ignorancia de sus propias necesidades económicas como país.
Es cierto que Estados Unidos tiene todo el derecho de aplicar la política migratoria que más le convenga.
También que el principal encargado de proveer mínimos de bienestar a sus compatriotas es el Estado mexicano. Pero el trabajo diplomático entre ambas naciones consiste en armonizar lo ideal con lo real, lo deseable con lo posible. De tal manera que aun cuando todos quisiéramos que el flujo migratorio no existiera, el hecho tangible es que, en la práctica, hay esa demanda y esa oferta, por lo que lo sensato sería regularla, a través de una Ley Migratoria.
Los tiempos político-electorales en ambos países suelen contaminar cualquier buen intento en tal dirección. Los discursos nacionalistas al interior de la Unión Americana, conservadores y ultraderechistas, suelen exacerbarse en estas fechas, lo que provoca acciones como la anunciada ayer por Bersin, aun cuando él pertenece a una administración demócrata, como la del presidente Obama, que se jacta de ser liberal.
Es lamentable la «promesa» de cárcel de Estados Unidos a tos indocumentados. Es una medida, tal vez de alto contenido electorero, pero destinada, como muchas otras iniciativas similares, al fracaso.