El Centro Prodh organizó el Foro Mujeres Indígenas y Migración, en el que se realizó un diagnóstico sobre los impactos del fenómeno migratorio en las mujeres indígenas. Las especialistas hicieron un diagnóstico de la situación en México: causas y consecuencias de la migración interna y externa. Además, se compartieron testimonios de mujeres migrantes y familiares de migrantes. Finalmente, las mujeres que trabajan en sociedad civil señalaron cuáles son sus logros y sus retos en el tema.
El día de ayer, 25 de agosto, se realizó en el Centro Prodh el Foro Mujeres Indígenas y Migración, que contó con la participación de especialistas en la materia, quienes dieron a conocer los avances en sus investigaciones, así como los resultados del trabajo que en campo realizan.
En el primer panel, titulado “Diagnóstico de la situación en el país”, tomaron la palabra Martha Judith Sánchez Gómez, del Instituto de Investigaciones Sociales UNAM, Beatriz Canabal Cristiani, de la UAM Xochimilco e Isabel Margarita Nemecio, del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan. En esta mesa se describieron los distintos tipos de migración de las mujeres indígenas (desde ir y venir a su comunidad constantemente, hasta irse para radicar en otro lugar y en otro contexto completamente distinto al de su origen).
Las ponentes señalaron que los grupos indígenas son siempre estigmatizados, por lo que tienden a sufrir peores abusos durante su tránsito. Además, expusieron que a pesar de que la migración en la vida de las mujeres hace que ellas tengan una mayor participación en la economía, no dejan de tener las obligaciones y responsabilidades propias del hogar, lo que a la larga les acarrea mayores compromisos. De manera especial, en el caso de las mujeres indígenas, denunciaron que su estado de bienestar no mejora.
En cuanto a las condiciones de trabajo, refirieron que las mujeres indígenas se emplean como mano de obra barata en el sector agroindustrial, en el turismo y la maquila; que las condiciones de contratación son muy deficientes y que cuentan con pocos o nulos derechos laborales, por lo que viven circunstancias de explotación laboral. Sin embargo, señalaron que la forma de vida en su lugar de origen es tan precaria, que cuando toman la decisión de migrar es simplemente porque buscan sobrevivir.
En el segundo panel tres mujeres compartieron su experiencia con el fenómeno migratorio. Ellas fueron Alicia Lemus, de Michoacán, Ermelinda Santiago, de Guerrero y Sonia Bautista, de Oaxaca. Quienes tuvieron la experiencia de migrar señalaron que en este proceso muchos de los roles de género se han invertido, pues ahora, tanto en las comunidades de origen como en las de destino, las mujeres asumen lo que en el sistema sexo-género les corresponde a los hombres. Por otra parte, hablaron de la necesidad que se tiene en el destino de reproducir la forma de vida de la comunidad de origen.
En el tercer panel, Eva Gálvez y Elvia Contreras, del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos, Tania Cruz de la asociación Formación y Capacitación y de la Red Mesoamericana: mujer, salud y migración e Isabel Margarita Nemecio, de Tlachinollan, compartieron la experiencia desde el trabajo de sociedad civil. Expusieron el trabajo que realizan desde la educación popular y la organización comunitaria. Señalaron que lo más urgente es visibilizar a las mujeres en el fenómeno migratorio, pues ellas lo viven de una manera muy particular y muy distinta a la de los hombres. Asimismo, denunciaron la incapacidad del Estado para garantizar condiciones de vida digna en el lugar de origen y, en el caso especial de las mujeres, de la falta de garantías para vivir una vida libre de violencia, tanto dentro como fuera del hogar.