De forma paralela a la contrarréplica de la Cancillería, diversas organizaciones de la sociedad civil, académicos, profesionistas y víctimas de la violencia armada unieron sus esfuerzos y, con apoyo de despachos de abogados estadounidenses, presentaron varios escritos de amigos de la Corte (Amicus Curiae) en apoyo a los argumentos de las autoridades mexicanas.
Nuestro escrito fue entregado a la Corte de Massachussets el pasado lunes; lo acompañan con su firma decenas de organizaciones de derechos humanos, así como de académicos y especialistas. El Amicus presenta, a través de las experiencias personales y profesionales de los firmantes, evidencia de los daños que provoca la violencia armada en México. Está compuesto por cuatro partes. La primera sección presenta las historias personales de María Herrera, Adrián Lebarón y María Isabel Cruz, víctimas directas e indirectas de la violencia provocada por las armas estadounidenses. La segunda parte resume las conclusiones de los reportes sobre desapariciones forzadas y asesinatos recabadas por el Centro Prodh (dirigido por Santiago Aguirre) y por el Centro de Estudios Ecuménicos (representado por Sara San Martín). En esta sección se hace especial énfasis en cómo las armas han producido efectos especialmente desproporcionados contra la comunidad LGBTIQ+, contra niños y mujeres. La tercera y cuarta parte del Amicus concentra varios de los hallazgos académicos que la Dr. Cecilia Farfán, Paulina Vega y yo hemos publicado sobre los efectos sociales y económicos de las armas estadounidenses en México.