Para justificar firmar el decreto que permita que las obras de infraestructura puedan brincarse normas y requisitos de transparencia bajo la premisa de seguridad nacional el presidente dijo que en su gobierno no hay corrupción y no hay impunidad. Si le creemos a la palabra de López Obrador respecto a que en su gobierno ya no hay corrupción, el decretazo sigue siendo un escándalo porque no sabemos qué otro presidente venga después. Quizás no es tan impoluto como López Obrador dice ser, pero el decreto seguiría vigente.
El presidente le ha dado trabajos y presupuesto a las Fuerzas Armadas bajo la premisa de que son incorruptibles. En tanto no se aclare la investigación arriba mencionada, no podemos darle cheque en blanco al Ejército. Más bien parece que el presidente le ha dado dinero y poder a las Fuerzas Armadas no por ser incorruptibles sino porque son leales y obedientes a él.
Si lo que quiere López Obrador es “cero corrupción; cero impunidad”, como lo dijo en su mañanera de ayer, el decretazo es el camino contrario para llegar a ese fin.
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