Esta política migratoria, que en vez de desarrollarse a partir del respeto a los derechos humanos pone en el centro la “contención” de personas y la militarización en los operativos, sin duda ha detonado abusos y ha llevado al deterioro de las condiciones en las que se limita la movilidad de las personas hasta el punto de ser inhumanas, lo que se agrava por el silencio cómplice de actores llamados a ser contrapeso como la desdibujada CNDH.
Lamentablemente, vemos confirmado lo que advertimos hace unas semanas en nuestro informe “Poder Militar. La Guardia Nacional y los riesgos del renovado protagonismo castrense”. Este análisis, que profundiza en el proceso por el cual se desdibujó el carácter civil de la Guardia Nacional y se otorgaron amplias facultades a las Fuerzas Armadas sin controles adecuados, ya advertía que la participación de elementos militarizados en la contención migratoria acarrearía violaciones a derechos humanos de poblaciones en alta vulnerabilidad.
*Lea el artículo completo en Animal Político