La conformación del MEIF es en sí misma una noticia positiva. En su creación subyace el reconocimiento de que los mecanismos ordinarios que detenta el Estado están rebasados y son insuficientes para enfrentar el rezago forense que enfrentan las morgues del país, en las que más de 50 000 cuerpos y restos humanos permanecen sin identificar. Frente a esta realidad se requieren medidas extraordinarias, y el MEIF puede ser la primera de éstas.
En el mismo acto se hizo patente la reticencia de la Fiscalía General de la República (FGR) y de las fiscalías estatales, agrupadas en la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia, a aceptar la necesidad de explorar mecanismos extraordinarios.
La intervención del representante de la Conferencia, hoy titular de la Procuraduría General de Justicia de San Luis Potosí, fue especialmente reveladora sobre estas resistencias institucionalizadas. Al funcionario, como puede deducirse de su intervención, parece preocuparle e inquietarle más que un mecanismo extraordinario de identificación forense altere el coto de poder de las negligentes procuradurías, que la acumulación de miles y miles de cuerpos y restos que permanecen olvidados en las morgues del país.
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