
Colocar de parte oficial el énfasis en desmitificar la conquista y el rol de Hernán Cortés y destacar, en cambio, la resistencia indígena resulta abiertamente contradictorio, pues los pueblos no han contado con la alianza o el respaldo del Estado mexicano constituido desde sus orígenes a partir de la negación de la existencia de los pueblos como entes colectivos diferenciados de las personas que los integran y del conjunto de la población nacional.
El revisionismo histórico actual también debe ser jurídico. ¿En qué parte de la Constitución dice que entre las facultades del Presidente de la República está la de representar a los pueblos indígenas del país? ¿Hablar en su nombre? Sí tiene obligaciones el Estado hacia los pueblos y la historia del presente demanda revisar y detener proyectos mal consultados. Sería un homenaje a la resistencia indígena que está amalgamada de triunfos y derrotas, de despojos y de criminalización y uno de los derechos principales es el de autodeterminación. Bien se haría en reconocer que así como existe la razón de Estado, también existe la razón de pueblo indígena.
En paralelo a la ceremonia oficial en varias regiones de México hubo movilizaciones indígenas con un discurso sin concesiones. También la comunidad de Ostula, acompañada por Marichuy, vocera del Congreso Nacional Indígena, logró ingresar a la Suprema Corte de Justicia para entregar un amicus curiae que da sustento a su petición de atracción de su caso de despojo y criminalización. Mientras, en Madrid, España, las comunidades zapatistas encabezaron un marcha que en su cubierta señalaba: “No nos conquistaron”
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