Si hablamos de seguridad pública, y creo que López Obrador lo sabe bien, su decisión de seguir con la militarización transexenal no se basó en la evidencia de éxito a favor de la seguridad de la gente. Y a medio sexenio, solo una de cada cuatro personas encuestadas piensa que el presidente va bien o muy bien en la seguridad pública.
Sabemos que, sin evidencia, no es posible comprobar si una política de seguridad funciona, pero ahora sabemos también que eso puede ser irrelevante. López Obrador, sean cuales sean los datos, lejos de meter reversa, más bien pasa a cuarta y pisa el acelerador en su vía militar.
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