Al pensar en la represión por parte del Estado y en lo que como sociedad nos falta por saber, vale cuestionarse sobre la importancia de los archivos. Retomamos entonces la pregunta de Cristina Rivera Garza “¿Es posible entrevistar a un documento histórico?” (Rivera Garza, 2008, p.173). Hacer esta pregunta implica una elección sobre lo que se busca indagar, en este caso es sobre lo que se desconoce. La pregunta que se realiza entonces es aquella que interroga, no sólo qué ocurrió aquel 10 de junio de 1971, sino cómo fue posible que sucedieran estos acontecimientos, cómo ha funcionado el aparato estatal para perpetuar la impunidad, y cómo es que ciertas narrativas han permanecido ocultas o, más bien, casi indescifrables.
Los documentos que permitirían reconstruir lo que ocurrió ese día no son aún públicos y no se ha revelado quiénes dieron las órdenes, por qué, en qué contexto, quiénes fueron los victimarios y quiénes son las víctimas. Esta ausencia es un dato en sí mismo, los silencios u omisiones brindan información sobre la forma en que se han articulado códigos de censura y represión para no acceder a esta información a más de 50 años. Al tener esta información, el derecho a la verdad de las víctimas y la sociedad no ha sido garantizado.
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