Las garantías de no repetición son una forma de reparación para las víctimas, pero también constituyen uno de los principios generales de la responsabilidad de los Estados. Se trata de garantías que no se dirigen directamente a las víctimas, sino a la sociedad en su conjunto, con el propósito de que no se repita la vulneración de los derechos cometida. Para ello, es necesario que los Estados generen condiciones que permitan cambiar las causas por las que se incurrió en la violación a derechos humanos en cuestión.
Una transformación de las policías mexicanas debe pasar por hacerlas mucho más abiertas a la ciudadanía. Las policías no pueden seguir siendo instituciones opacas en las que ni siquiera sus agentes conocen la forma en que se toman decisiones, se diseñan, implementan y evalúan operativos, o se determinan sanciones.
Es por ello que desde Amnistía Internacional México estamos convencidas de la necesidad de encomendar a órganos de control externos, independientes e imparciales, la investigación de al menos los incidentes más graves en los que intervengan instituciones policiales. En las directrices para la aplicación de los principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, nuestra organización señala con claridad que este órgano debería tener el mandato no sólo de llevar a cabo su propia investigación, sino también de supervisar el desarrollo de investigaciones disciplinarias y vigilar el de investigaciones criminales, así como del proceso penal.
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