“Cuando nosotras recién empezamos, la misma sociedad y la familia decían que si se los llevaban era porque habían hecho algo, que se lo merecían. Duele más enfrentarte a una sociedad revictimizante que a la delincuencia y al gobierno. En un principio fuimos llamadas ‘las locas de las palas’ porque andábamos con una pala, un machete y la fotografía de nuestro desaparecido colgando. La sociedad nos debe mucho. El gobierno, más que nada, nos debe mucho”.
La historia de Mirna es parte del documental Te nombré en el silencio (2021), del realizador José María Espinosa, uno de los siete filmes que integran la programación de Rostros y luces que, más que otro ciclo organizado por el Festival Ambulante, dijo Meghan Mansour, directora de programación, durante la presentación este lunes, es un programa que nace de la convicción de consolidar al documental como “un vehículo para la justicia y poner luz sobre las luchas de las familias (de las personas desaparecidas), movilizar a las audiencias y crear redes de apoyo entre públicos, activistas y familiares”.
* Información e imagen de El Economista