Uno de los documentos más relevantes de los últimos años en este sentido fue el “Informe Situación de Derechos Humanos en México”, emitido en 2015 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tras su visita in loco a México. En él, lejos de guardar silencio ante las masacres y la impunidad, la Comisión señaló que México atravesaba una “grave crisis de derechos humanos” e identificó que la violencia había aumentado con la llamada “Guerra contra el narcotráfico”; también advirtió de niveles críticos de impunidad y una atención inadecuada e insuficiente a víctimas y familiares.
Hace unos días, la CIDH hizo público su informe anual de 2020 sobre la situación de los derechos humanos en las Américas, que incluye un “Quinto informe de seguimiento de recomendaciones formuladas por la CIDH en el informe sobre la Situación de Derechos Humanos en México”. Es decir, se trata de un balance sobre el cumplimiento de sus recomendaciones a 5 años tomando en cuenta tanto la información oficial como aquella de las personas defensoras y víctimas, en el que se encontró que persisten desafíos en materia del fortalecimiento de la institucionalidad en derechos humanos.
Una revisión somera de los temas incluídos permite concluir que la crisis no se ha resuelto y que urge retomar las recomendaciones formuladas si no queremos ver retrocesos en nuestros derechos.
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