Efectivamente es imposible cambiar en dos años un país cuyo deterioro de la vida pública data de hace 50 años. Máxime que desde el año pasado nos azotan una pandemia y una crisis económica sin precedentes. Pero tampoco podemos soslayar que en materia de libertad de expresión, derecho a la información, y en general, derechos humanos persisten viejos anclajes autoritarios con nuevos protagonistas que los operan.
De enero a diciembre, se contabilizaron 692 agresiones contra medios de comunicación posiblemente vinculados con su labor, lo que representa un 13.6% más que en 2019. Una agresión contra la prensa cada 13 horas. En poco más de dos años de la presente administración, 17 periodistas han sido asesinados por motivos posiblemente vinculados a su labor. Tan solo en 2020, se registró el asesinato de seis periodistas.
El año pasado, las entidades que más sufrieron estos ataques fueron Ciudad de México, Puebla, Quintana Roo, Veracruz y Oaxaca.
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