Han pasado dos años y siete meses desde la desaparición forzada del activista Sergio Rivera Hernández y todo sigue igual: las amenazas contra los testigos que vieron quién se lo llevó, la impunidad, la interrogante de a dónde se llevaron a su compañero, un proyecto hidroeléctrico en pie que divide a las comunidades y el crimen organizado acechando la Sierra Negra de Puebla.
Este miércoles, un grupo de hombres y mujeres parte del Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ) que se opone a un proyecto hidroeléctrico en el municipio de Zoquitlán, se plantó afuera de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas del Estado de Puebla, para exigir que se retome la búsqueda del activista desaparecido en agosto de 2018.
*Con imagen e información de Manatí