Rubén Figueroa se ha dedicado durante años a buscar a migrantes desaparecidos en México. Hoy, es su propio hermano menor, Freddy, quien lleva 7 meses sin llegar a casa.
“Es increíble. Me dedico a buscar gente desaparecida, pero es como los policías cuando los asaltan, ¿no? Cuando te pasa a ti, no sabes qué hacer”, dice el activista, que responde al teléfono desde su casa en Tabasco.
Rubén Figueroa es un conocido defensor de los derechos de los migrantes. Él coordina “Puentes de Esperanza”, un proyecto del Movimiento Migrante Mesoamericano que tiene como objetivo reencontrar a familias separadas por la migración, y cada año, organiza las caravanas de madres centroamericanas que buscan a sus hijos desaparecidos en el territorio mexicano. Desde esa posición, habla de la desaparición de su hermano como parte de un problema estructural que cruza todos los espacios de la vida pública del país y que no ha tenido la atención que requiere.
“Cada día están más familias despertando a una realidad: que estas desapariciones siguen ocurriendo. El problema es que sigue desapareciendo la gente. Todos los días. Es decir, no sólo basta con encontrarlos, o que encuentren más fosas. Necesitamos que las personas dejen de desaparecer”.
* Tomado de Pie de Página