Cuando el expediente regresó a México para ser tramitado en esta jurisdicción, las posibilidades de un proceso justo, apegado a los debidos estándares procesales, se hicieron chiquitas. Este es el país de la no-justicia. Porque ésta siempre está sujeta a otras consideraciones.
Si las pruebas en el expediente de la DEA y el Departamento de Justicia de EU eran débiles, eso no obstaba para conducir una investigación hecha y derecha. Porque las implicaciones de una exoneración con estas características son enormes: ponen a las Fuerzas Armadas por arriba de la ley. Fuera de cualquier control democrático. Y esto es bien grave.
Las recientes revelaciones del diario Reforma en torno al caso Ayotzinapa, en las que se implica al Ejército en la masacre, elevan la alerta sobre los riesgos del uso de la fuerza sin controles. De ser verídica la información, también nos mostraría cómo los militares pueden corromperse cuando se relajan sus propios códigos de disciplina y no hay nada en la institucionalidad civil que les haga un contrapeso. Por eso no hay que dejar que el caso Cienfuegos se vaya por la tangente.