Un nuevo estudio revela que aún persisten altos niveles de arsénico en los pozos de agua para consumo humano ubicados en las poblaciones aledañas al Río Sonora, en el norte de México, tras el derrame de metales pesados realizado por una minera en 2014, considerado la peor catástrofe ambiental en la historia del país.
Sin embargo, ni las autoridades estatales ni federales han emprendido medidas para alertar a la población y resolver el problema, de acuerdo con un comunicado emitido por los Comités de Cuenta del Río Sonora en conjunto con la organización PODER.
«Mientras hacen planes y nuevos muestreos, mientras se lavan las manos entre instituciones, se nos va la vida. El Gobierno nos está dejando morir envenenados», dice José Manuel López, habitante de San José de Baviácora, una de las localidades afectadas.
* Tomado de RT