Su primer hallazgo es consistente con lo que especulaba en marzo: en su fase inicial, la pandemia dislocó algunos mercados ilícitos. Los narcotraficantes tuvieron problemas para conseguir precursores químicos provenientes de China. El tráfico de cocaína se complicó por las medidas de restricción en los países productores. Los huachicoleros sufrieron por la brutal caída en la demanda de gasolina y la reducción del precio del combustible legal.
Su segundo hallazgo es mucho menos alentador. Los mercados ilícitos parecen haber rebotado mucho más rápido que la economía legal. Por otra parte, la pandemia parece haber acelerado la diversificación de ingresos de las bandas criminales y conducido a una expansión de la extorsión, particularmente en los sectores agrícola y minero.
Sin embargo, hay una ventana de oportunidad en la actual emergencia, para abandonar ineficaces políticas de mano dura y adoptar estrategias más amplias.
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