Si uno revisa dichas agendas, se encontrará nuevamente con la mención a una serie de reformas al sistema de justicia penal que parecen no entender que el problema de impunidad que padecemos es más un problema de desempeño que uno normativo. Para poner un ejemplo, nuevamente se propone aumentar el catálogo de delitos que merecen prisión preventiva oficiosa, aunque eso en modo alguno ha hecho algo para reducir la impunidad. Durante años nuestros legisladores se han dedicado a crear y difundir narrativas que argumentan que el único camino para salir de esta fosa séptica de impunidad en la que vivimos es creando nuevos delitos, aumentando las condenas y modificando las leyes para que sea mucho más fácil meter a personas en la cárcel. Sin embargo, estas narrativas que podrían parecer tan populares no lograrán resolver los problemas de impunidad que padecemos.
Tal y como lo mencioné antes, el problema de impunidad que tenemos en México no es un problema de que tengamos leyes que protejan criminales, sino de que tenemos algunos operadores ineficientes y corruptos que intentan justificar sus fallas echándole la culpa a las leyes que tienen. Si el problema de la impunidad en México fuera normativo, no veríamos diferencias de desempeños en los estados, lo cual vemos año con año. Intentar arreglar el problema de la falta de respeto a la ley en este país, creando y reformando más leyes, es un total sinsentido. Por eso esperamos que se instale un ejercicio de parlamento abierto antes de modificar más el sistema penal sin tener un diagnóstico adecuado de sus problemas. Todos queremos combatir la impunidad, esperemos que para hacerlo haya un diálogo y un diagnóstico certero.
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