Dylan Esaú y Adolfo Gómez son dos nombres cuyo destino se enredó trágicamente. Mientras a Dylan, un niño de dos años y ocho meses, lo sustrajo una mujer que no podía tener hijos, a Adolfo, un abuelo de 57, lo torturaron en prisión, hasta asesinarlo, porque no sabía nada del paradero de Dylan.
La demagogia punitiva es la regla de la política criminal mexicana y, sin la prudencia requerida, hasta el presidente de la República puede ser cómplice de la monstruosidad.
En México, a la hora de fabricar culpables e inventar montajes mediáticos, la política criminal se parece siempre a sí misma: mientras más vulnerables son las víctimas, peor es de canija.
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