Lo cierto es que hallar el resto de un normalista en un lugar diverso, a la distancia que sea, confirma que la PGR mintió cuando para cerrar el caso precipitadamente ubicó ese lugar como paradero de todos los normalistas, preparando legalmente el camino para el llamado a “dar la vuelta a la página” que se efectuó en noviembre de 2014 desde la Presidencia de la República.
En segundo lugar, es necesario ponderar las nuevas acusaciones. En las últimas semanas han sido acusados –y a veces detenidos– lo mismo presuntos integrantes de organizaciones criminales que exfuncionarios involucrados en la irregular investigación del caso.
En tercer lugar, hay que destacar que se han difundido nuevos elementos de prueba que confirman que la versión oficial fue parcial y que buscó deliberadamente ocultar lo ocurrido en aras de precipitar el cierre de la investigación por razones más políticas que técnicas.
Sin embargo, la difusión pública de documentos y videos parece privilegiar el impacto inmediato en la opinión pública por encima de las acciones legales, al tiempo que perpetúa la zozobra de las familias que terminan conociendo por la prensa versiones que aluden al posible destino de sus hijos. Es fundamental que se actúe con extrema pulcritud para que también en eso esta nueva etapa se diferencie de aquélla en la se investigó precipitadamente para satisfacer un interés político.
Finalmente hay que decir que no se ha llegado a este punto de forma gratuita. Los avances alcanzados son consecuencia de la lucha incansable de 43 familias que decidieron no conformarse con la mentira y sacudir a México por amor a sus hijos.
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