Es rara la presencia de justicia en este país. Se siente ajeno hablar de una luz al final del túnel en el caso Ayotzinapa, son tantos años, tantas marchas, tantas entrevistas, tanta tierra, tanta búsqueda, tantas mentiras, que hablar de una “verdad verdadera” es, por lo menos, extraño. Ayer se dibujó la esperanza, la certeza de encontrar a los 43 estudiantes desaparecidos como hace años no se tenía. Los restos de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero, la noche del 26 de septiembre de hace seis años, fueron PLENAMENTE identificados por la Universidad de Innsbruck y por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
La periodista Patricia Sotelo Vilchis escribió la historia de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, “el bailarín de los botines blancos”. Hoy sus padres y familiares con inmenso dolor tienen la certeza que no regresará, pero también saben que tienen algo de él que abona paz y resignación, la verdad de su paradero y ahora la búsqueda de justicia para encontrar a los responsables que lo asesinaron. Sotelo Vilchis nos regala las pasiones de Christian, nos lleva de la mano con su pareja de baile, su abono de 200 pesos a una guayabera que no alcanzó a ponerse y la última canción que bailó con sus compañeros. El ejercicio de estos periodistas es el que tenemos que hacer cada vez que encontremos a un desaparecido. Aquí está su cara y la razón por la que vivía.
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