El pasado 27 de junio lamentamos el fallecimiento de Albertano Peñaloza Domínguez, quien fue uno de los campesinos organizados desde hace más de 20 años para defender sus bosques y ríos desde la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán (OCESP). Su resistencia fue pionera; por primera vez en nuestro país, un grupo de campesinos se autoidentificaba como ecologista. Su legado ha sido recogido por las diversas causas ecológicas y campesinas que hoy continúan defendiendo el territorio y la madre tierra ante viejas y nuevas amenazas que atentan contra nuestros bosques, mantos acuíferos y contra los propios defensores de los territorios indígenas y campesinos.
Los campesinos ecologistas lograron que la empresa estadunidense se retirara; sin embargo, la respuesta a su activismo fue la represión. Mientras su lucha a escala internacional era reconocida, en México fueron perseguidos, encarcelados, e incluso, víctimas de atentados.
La agenda que hace más de dos décadas reivindicaron los campesinos ecologistas, no ha hecho más que aumentar su urgente vigencia en nuestros días. De acuerdo con datos del Inegi, México tiene una tasa de deforestación de 478.92 mil hectáreas por año, lo cual lo coloca en el quinto país con mayor deforestación en el mundo.
En palabras de don Albertano, defender los bosques es defender la vida
; no habrá mejor manera de honrar su historia que continuar su esfuerzo pionero de defensa y protección de nuestra casa común.
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