Hay tres mitos que surgen de inmediato cuando se habla de racismo en México: (a) que no existe, que en realidad lo que hay es clasismo, (b) que hablar sobre ello es tratar de dividir un país en el que todos somos iguales, y (c) que la discriminación racial existe contra blancos y morenos por igual, nada más que los morenos se victimizan.
La realidad es que la investigación académica que existe hasta ahora apunta a que esto no es cierto.
La verdad es que hay diferentes tipos de racismo y el racismo mexicano, aunque no se parece al de Estados Unidos, sí existe. Sucede cuando, por ejemplo, una persona morena no se convierte en director de una empresa porque “no es la imagen de la empresa” o cuando se dejan todos los puestos de relaciones públicas a mujeres blancas porque “se ven niñas bien”. En México, “verse bien” está relacionado con “verse blanca”, y eso es racismo.
Así que no, no es tiempo de callar, es tiempo de hablar más del tema y de encontrar formas de evitar que los prejuicios, la discriminación racial y el racismo, dividan a México. Hablar sobre racismo no es dividir, es unirnos por un México justo. Silenciarnos es dividir, pues es aceptar una sociedad injusticia como la única alternativa.
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