Pasaron 20 o 25 minutos, no lo sabe con certeza, pero aquellos sonidos de ciudad comenzaron a disiparse, de a poco quedó atrás el ruido de los vehículos y del transporte urbano. Ahora lo que podían sentir acostados boca abajo era un camino empedrado y con tierra.
“Nos bajaron uno a uno, no nos dejaron empezar a caminar, nos mantuvieron de espaldas a las camionetas en lo que se bajaban todos, pues obviamente no podíamos voltearlos a ver… yo creo que estábamos todos abajo, uno nos dijo que teníamos 10 segundos para correr por nuestras vidas y que el que volteara hacia atrás le iba a ir mal”.
Más de veinte jóvenes comenzaron a correr todos sin rumbo, no sabían hacia dónde sólo que lo hacían para “salvar su vida”. Tampoco sabían en dónde estaban hasta que, luego de unos minutos, alguien se atrevió a voltear hacia atrás y les dijo que ya no corrieran, que los policías ya no estaban.
*Con información de Zona Docs